PROTAGONISTAS
un proyecto que el director tiene hace diez años

Guillermo del Toro estrena en el Festival de Venecia su versión de ‘Frankenstein’

En unos días comienza la 82ª edición del Festival de Venecia. Y será en esa fiesta del cine internacional donde Guillermo del Toro presentará “Frankenstein”, su versión de la novela gótica por excelencia. El director mexicano tuvo este proyecto en carpeta durante más de diez años porque siempre recibía una negativa de financiamiento de los productores. Hasta que uno se animó. Ansioso y a la vez entusiasmado, ya en el Festival de Cannes, Del Toro habló un poco de su filme. Y hace unos días hlo hizo con un medio especializado y dijo que su Frankenstein “es una película sentimental”.

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Escena. El científico Victor Frankenstein representado por Oscar Isaac (de espaldas), y en la camilla “su obra”, en la piel de Jacob Elordi. | gtza.netflix

El 10 de abril de 1815, el volcán Tambora, en Sumbawa, Indonesia, hizo erupción y liberó una enorme cantidad de polvo de azufre que impactó en todo el planeta. Fue un acontecimiento catastrófico, que derivó en un enfriamiento que alteró algunos ciclos agrícolas y llego a provocar hambrunas en algunas regiones del hemisferio norte del globo. A raíz de ese evento climático, algunos registros refieren al año 1816 como “el año sin verano”.

Fue en ese contexto en que Mary Shelley y su esposo, Percy Shelley, visitaron a su amigo Lord Byron en Villa Diodati, Suiza. Así, los amigos convivieron durante un tiempo lo que, de alguna manera, reverberó en la historia de la literatura. Esa historia, aceptada por la crítica, recupera lo que fue la lectura de una serie de cuentos fantasmagóricos que hizo que Byron les sugiriera a la pareja y a su médico personal, John Polidori, que escribieran una historia de terror. Solo el médico y Mary Shelley mostraron obras avanzadas al término del juego. La de Polidori, que años más tarde publicaría El vampiro, se tituló Ernestus Berchtold o el moderno Edipo; la de la autora, Frankenstein o el moderno Prometeo.

Expectativa. El encuentro entre Guillermo del Toro y Frankenstein, pilar de la novela gótica y que implicó un cimbronazo estético para la literatura, es un hecho consumado. Luego de una larga espera, que dio lugar a ese otro monstruo que es la expectativa, Del Toro, consagrado como uno de los maestros del cine fantástico contemporáneo –permitiéndose pivotear en otros géneros como el terror o el maravilloso–, estrenará su lectura del clásico de la literatura (y del cine) en el Festival de Venecia que comienza el próximo miércoles 27 de agosto.

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“Es una de las películas más esperadas de la temporada, sabemos desde hace diez años que Del Toro quería realizar este filme y que la novela de Mary Shelly ha sido siempre una fuente de inspiración para él”, explicó Alberto Barbera, director artístico del mencionado festival, que este año celebra su 82ª edición.

Alianza. El papel de Victor Frankenstein, el científico que le dio vida a una criatura que fascinó a lectores y cineastas de todas las épocas, será interpretado por Oscar Isaac, y la criatura será encarnada por el australiano Jacob Elordi; Mia Goth le pondrá el cuerpo a Elizabeth Lavenza, y Christopher Waltz al doctor Pretorius, personaje incluido en la película de Universal La novia de Frankenstein (1935) como antagonista principal. Esa decisión inscribe a la obra de Del Toro también en la cinematografía de Frankenstein, no solamente en la obra original.

Hace unos meses, en el marco del Festival de Cannes, Guillermo del Toro se prestó a una charla que tenía como eje la música en el cine y conversó junto a Alexander Despat, que trabajó con Del Toro en La forma del agua y en Pinocho.

“La mayoría de mis películas son películas de música”, describió el director, en ese marco. En ese sentido, recordó cómo es imposible pensar al cine sin la música. “La película trata de hablar”, enfatizó en aquel entonces el director. “Cuando se está filmando, lo hace, y la composición debería empezar con eso”. En ese sentido, Del Toro propuso un cruce que suena lógico, si se considera que la música, en el cine, intenta hacer lo mismo que las imágenes: contar una historia.

Steven Spielberg filma como un compositor de la misma manera que John Williams compone como un realizador. Cabe aclarar que este último fue el responsable de las bandas sonoras de, entre otras, Star Wars, Tiburón, Indiana Jones, ET, Jurassic Park, y Harry Potter. Del Toro se extendió bastante en cuanto a ese tópico y regaló varias observaciones sobre la música en el cine: “La cámara se mueve como una ola y captura el sentimiento, la película trata de hablar y su voz llega con la música”.

Tóxico. Además de esa cuestión central, Del Toro se refirió a la cuestión sentimental de Frankenstein. La historia no deja de contener una dimensión alegórica que la hizo viajar a través de los siglos, habilitando lecturas y relecturas, la del director mexicano siendo la última de ellas. “Tenemos que permitirnos tener emociones, el arte es emotivo, soy mexicano y soy extremadamente sentimental”, dijo. “La emoción es el nuevo punk, es algo a lo que la gente no se arriesga, pero nosotros sí nos arriesgamos”. Y para enfatizar este tópico dijo: “Es una película sentimental. Frankenstein no es un monstruo. La percepción que tenemos de él es por el hecho de que la gente mira a los otros de manera incorrecta”.

En un reportaje que dio a Vanity Fair, Del Toro dijo que hasta que encontró un productor que se animara a filmar Frankenstein, todos le habían dicho “no “ a ese proyecto. También explicó que si bien la película no tiene un tono desenfadado, su enfoque teatral genera una sensación exagerada que suaviza lo duro del relato. Este Frankenstein ahonda en un aspecto que a veces pasan por alto los lectores del libro de Mary Shelley. Subtitulado El Prometeo moderno, suele interpretarse como una advertencia sobre la ciencia sin control. Pero Del Toro toma el relato de Shelley sobre la resurrección para dramatizar las dinámicas familiares tóxicas.

Este es un tema que Del Toro abordó. “Estos son los paralelismos entre Pinocho y Frankenstein. Es la idea de una persona que pasa de bebé a ser humano en un corto período de tiempo, expuesta a todo: frío, calor, violencia, amor, pérdida. Y luego pregunta a su creador: ‘¿Por qué me pusiste aquí? ¿Por qué no me diste las respuestas? ¿Qué tengo que aprender de mi sufrimiento?’”.