“¿Quién quiere ver esta noche el culo de Jimena Barón? (...) Cuando cante un tema, se va a dar vuelta enseguida y la gente va a delirar”. Así la anunciaban para presentarla en un festival de Villa Carlos Paz en septiembre del año pasado. Andrés Manzur, el animador, logró enseguida el repudio de varios colectivos feministas que enseguida se solidarizaron con ella. Aquella vez, al igual que otras, Jimena Barón salió enseguida a contestar: “No está bien que me presenten como un culo”, dijo, y recibió también el rechazo de otro grupo de gente que la criticó por construir gran parte de su devenir provocador en las redes.
Jimena Barón en grave estado: sedada y con problemas psicológicos
A casi tres años de su lanzamiento como cantante, con una carrera que bate récords en todas las plataformas digitales, Barón se las arregla –intencionalmente o no– para estar siempre en el ojo de la tormenta.
Esta semana, su nombre volvió a aparecer en boca de todos al promocionar su nuevo trabajo, Puta, con un afiche similar a los que se ofrecen en servicios de prostitución en la vía pública. Allí apareció ella, con medias en red, actitud sensual, junto a un número de teléfono. Barón hizo lo que varias veces: transformarse en trending topic, aunque la inmensa mayoría de los comentarios fueron para criticarla por estar haciendo campaña con un tema delicado como la prostitución. Optó por responder con un comunicado y un posteo junto con Georgina Orellano, trabajadora sexual y secretaria general de la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (AMMAR).
Jimena decidió reunirse en privado con Margarita Meira, quien sostuvo que estuvieron hablando largo y tendido en un cruce de posturas. “Ella va a meditar y veremos qué pasará en la segunda reunión”, sostuvo Meira. Según dicen, ante esta cuestión, Barón evalúa qué hacer con el lanzamiento del nuevo video.
Fue en 2017 cuando Barón inició su carrera musical, con la que obtuvo un rápido reconocimiento gracias a su álbum debut, La Tonta. En 2019, lanzó La Cobra, con varios hits que la hicieron llegar al disco de oro, siendo su año de consagración.
Boom. Verborrágica y sin miedo a provocar, Barón crece a pasos agigantados en YouTube, donde hoy suma un total de 204.469.674 visualizaciones. Hace dos meses publicó Taxi Voy, que ya tiene casi 3 millones y medio de vistas. Con solo ocho meses de estar online, La Cobra, el tema que –dicen– le dedicó a Daniel Osvaldo, su ex marido con el que tuvo a su hijo Morrison, y a quien meses después de separarse en 2015 denunció por violencia de género, acumula 55 millones de entradas, tan solo diez millones de vistas menos que La Tonta, aquel primer hit que lleva dos años en la plataforma de videos, en la que atesora 771 mil personas suscriptas. En su cuenta de Instagram, acumula 6 millones de seguidores, apenas 900 mil followers menos que Lali Espósito, otro tanque con el cual ella compite, aunque con perfiles totalmente distintos.
La Cobra no da la cara: Jimena Barón suspendió sus shows
La gente quiere saber de Jimena. En Google, en el último año, se registraron picos máximos de búsqueda en momentos muy concretos, uno de ellos fue mayo del año pasado, cuando estrenó La Cobra. “Creo que hoy todas las mujeres con el feminismo somos la Cobra”. Es lo que vibro y siento en la calle con los pañuelos, con las marchas. La mujer tuvo esta metamorfosis de la Tonta a la Cobra”, decía por ese entonces. Tres días después del debut del tema, superó a otros promocionados lanzamientos, como la versión remix de Soltera, de Lunay junto a Daddy Yankee y Bad Bunny; Somos amantes, de Lali Espósito; y 22, de Tini Stoessel.
Es aquí donde Jimena genera cierta grieta, una discusión que se da en pleno proceso de cambio de paradigma con respecto a la vida y los derechos de las mujeres. Sin ir más lejos, con el afiche reciente, Barón fue criticada públicamente por la guionista Carolina Aguirre. “Qué decepción, Jimena, este feminismo de nena de 16 años. Qué decepción que creas que la esclavitud sexual es un trabajo y que vinimos a este mundo a ser vertederos de semen y de venéreas y víctimas de violencia por unos pesos”, comienza diciendo el texto.
Fue en agosto de 2019, cuando volvió a subir el interés con Susana Giménez. En esa oportunidad, la cantante visitó el living de la diva junto a su hijo, obteniendo picos de 12.6 puntos y superando el debut de Periodismo para todos. A finales de diciembre, volvió a ser la más buscada después de la polémica que generó al aparecer bailando con muy poca ropa al lado de su hijo. “Siempre fui libre con mi cuerpo. La libertad en la Argentina es carísima”, decía en ese entonces. Hoy, Jimena tiene 1.177.850 de oyentes mensuales en Spotify, plataforma donde La Cobra acumula más de 26 millones de escuchas. Habrá que ver, si sale, cuántos streams tendrá Puta, el tema de la polémica.
Tanto Ruido
Esteban Magnani*
¿Cómo hacerse escuchar entre tanto ruido? Ese es el desafío de cualquier campaña en redes sociales. Puede que algún escándalo logre atravesar la superficie, pero será efímero y pronto otro lo superará. Porque llegar es difícil, pero mucho más lo es permanecer. Jimena Barón viene construyendo, escándalo a escándalo, una base de seguidores que le sirve para el despegue del siguiente. Sexo, música, temas calientes como el feminismo o la prostitución, pueden ser la chispa que luego los algoritmos reconocerán como relevantes para darles más fuerza, generar interacciones y la urgencia por posicionarnos para no quedar afuera. Vemos cada vez más el mundo a través de los filtros algorítmicos que, por prueba y error, aprenden qué nos resulta irresistible, qué toca nuestras partes más viscerales para cumplir el objetivo fundamental: que pasemos más tiempo mirando la pantalla, más publicidades que se transformarán en más dinero para la empresa. Las redes son el laboratorio en el que los algoritmos prueban, se equivocan, aprenden y nos generan una ansiedad por no quedarnos afuera. Jimena Barón tiene que difundir su nuevo disco y conoce las reglas para evitar lo peor: pasar desapercibida. Para ello utiliza las herramientas que tiene, incluido su cuerpo. Otros pueden usar trolls y bots para que el algoritmo, engañado, considere que el tema atrae. Todo vale para hacerse escuchar entre tanto ruido.
*Periodista especializado en tecnología y docente.