La muerte pareciera hacer mejores a algunos difuntos. O como sucedió con la de Felipe de Edimburgo, “descubrir” que fue responsable de la modernización de la corona británica. A quienes les interese verificar eso, seguro algún libro de historia conseguirá. En las cuatro temporadas de The Crown no fue precisamente la imagen de un reformista la que pareció querer ofrecerse.
Con el funeral del marido de la reina de Inglaterra, a esa popular serie –The Crown– la realidad se le adelantó varios capítulos. Primero con el escape del hijo, hermano y nieto pródigo a Estados Unidos. Y otra vez, fue una norteamericana divorciada quien le arrebata a la corona más avasalladora de la historia, una “propiedad”. Lo hizo Wallis Simpson cuando por amor a ella el tío de la reina Isabel –Eduardo VII– renunció al trono en 1936 y se mudó a París. Y hace lo mismo Harry, dejando no el trono pero sí la isla y sus obligaciones como príncipe, para proteger a Meghan Markle, del asedio mediático y demás desaires familiares.
Pero la muerte del abuelo consorte lo trajo de regreso al Reino Unido y la expectativa mediática sobre Harry parecio más que obvia. Sobre todo después de que escuchó a Meghan Markle decirle en televisión a Oprah Winfrey y a millones de espectadores que la corona británica es racista. Si el difunto Felipe de Edimburgo modernizó a la corona como dijeron tras su muerte, seguramente no contará con Markle para refrendar ese publicitado matiz del consorte real.
Si bien el registro mediático del funeral fue puertas adentro de la propiedad de Windsor y sin público, Harry fue de los integrantes masculinos quien recibió mayor cobertura. Y un minutos de análisis de si miró o no a sus familiares, cómo los miró y demás elucubraciones en base a gestos. Pero fuera de la reina y viuda, fue Kate Middleton quien tuvo su consagración mediática. El resto de las mujeres de la corona fueron decorado.
Kate, la mujer de Guillermo, será sin duda quien aventaje a Camila Parker-Bowles en convertirse en reina consorte o como lo defina en su momento el protocolo. A esta altura, el pase de manos de la corona de Carlos hacia su hijo mayor sea la única manera de darle aunque sea mediáticamente, esa refrescada visual a la polémica corona británica. Y en el molde, Kate “da bien en fotos”. Puede hasta resultar aburrida de tanta pose perfecta y sonrisa ubicada en el momento adecuado, pero en las imágenes del funeral, el examen lo pasó perfecto. Finalmente, ¿Kate tiene o tendrá alguna responsabilidad de importancia política o diplomática en el esquema monárquico?