El tradicional canto “Scotland the Brave” -Escocia, la Valiente- recibió al rey Carlos III y a la reina Camilla en la catedral de Edimburgo, donde el monarca recibió la corona y las otras insignias de la monarquía escocesa.
El rey llegó al templo de St. Giles al ritmo de las gaitas y fuertes gritos de “not my king” -’No es mi rey’- de cientos de personas que piden que su país se independice del Reino Unido.
La presentación de los Honores de Escocia -es decir la Corona, el Cetro y la Espada- es una ceremonia que marca el inicio de cada reinado y la ceremonia tiene sus orígenes a principios del siglo XIX, cuando fueron entregados al rey Jorge IV.
Pero Carlos III, que ya fue coronado en mayo en Londres, no fue coronado esta vez. La corona, el cetro y la espada le fueron presentados durante un “servicio de acción de gracias” al que asistieron los poderes y las principales instituciones de Escocia.
Las tres joyas fueron exhibidas ante el rey por los principales nobles escoceses, representantes de los clanes más antiguos y poderosos del país, como el duque de Hamilton, cuya familia se encarga de custodiar la corona desde el siglo XVII.
Carlos III y Camilla recorrieron en auto la corta distancia desde el Palacio de Holyroodhouse hasta la catedral, donde se reunieron, además, figuras destacadas de la vida nacional de Escocia.
Los príncipes de Gales, Guillermo y Kate, conocidos como duques de Rothesay en Escocia, formaron parte de la procesión real. La princesa apareció deslumbrante en un traje azul vibrante creado por Catherine Walker.
Entre los asistentes hubo un grupo de alrededor de 100 personas que reflejaba todos los aspectos de la sociedad escocesa, desde las artes y la política hasta la educación, la sociedad civil y los negocios, además de las organizaciones benéficas que patrocina Carlos III.
El violinista Nicola Benedetti tocó en la misa y la remera olímpica Dame Katherine Grainger llevó la nueva espada de Estado, llamada The Elizabeth.
Las joyas de la monarquía escocesa presentadas a Carlos III
Varios cuerpos y bandas militares con gaitas y tambores acompañaron la procesión de los ‘Honores de Escocia’ desde el imponente Castillo de Edimburgo hasta la catedral.
Liderando la comitiva iba un automóvil con la Corona, el símbolo de soberanía de los escoceses que ningún monarca británico utilizó sobre su cabeza desde el siglo XVII. Con un peso de 1,64 kg, su base fue realizada en oro escocés, incrustado con 22 gemas y 20 piedras preciosas extraídas de la corona anterior.
El cetro, que viajaba en otro auto con la espada, fue un regalo del Papa Alejandro VI al rey Jacobo IV de Escocia en 1494, quien lo remodeló agregándole sus iniciales. Realizado en plata maciza, el Cetro Real está rematado por tres figuras que sostienen un globo de cristal, un cristal de roca tallado y pulido, con una perla de Escocia encima.
El duque de Hamilton, poseedor del título de nobleza más antiguo de Escocia, entregó al rey la corona y dijo: “Por el símbolo de esta Corona, prometemos nuestra lealtad, encomendándote reinar como nuestro Rey al servicio de todo tu pueblo”. Lady Dorrian, Lord Secretario de Justicia de Escocia, y la campeona olímpica de remo Katherine Grainger entregaron el cetro y la espada, respectivamente.
El primer monarca que utilizó las joyas de la corona escocesa fue María Estuardo, coronada en 1543 cuando solo tenía la edad de 9 meses. La última coronación escocesa, se celebró en 1651 en la ciudad de Scone, y tuvo como protagonista a Carlos II, rey de Inglaterra y Escocia.
Las Joyas de la Corona fueron escondidas para su resguardo, olvidadas durante décadas y finalmente redescubiertas por el autor Walter Scott, tras una exhaustiva investigación, en una caja de madera en el Castillo de Edimburgo en 1818. Tres años después, las joyas fueron presentadas al rey Jorge IV, en la primera ceremonia de este estilo.
Durante la ocupación de Escocia en la década de 1650, el cetro junto a la corona y la espada fueron uno de los objetivos más buscados por el revolucionario Oliver Cromwell tras la ejecución del rey Carlos I. Quería destruirlos, como había hecho con las joyas de la corona inglesa, convertidas en monedas.
Para preservarlos del saqueo y la destrucción, los Honores fueron escondidos en el castillo de Dunnottar y luego en la casa de un sacerdote en Kinneff. No fue sino hasta 1660 cuando los Honores fueron devueltos a Edimburgo, con el regreso de la monarquía.
La pieza más moderna de los Honores es la Espada, bautizada The Elizabeth en honor de la fallecida reina Isabel II, y realizada para llenar el vacío dejado por la Espada del Estado del siglo XVII, también conocida como la Espada Papal, que no se utiliza en eventos públicos desde hace muchos años debido a su deteriorado estado.
La nueva espada fue diseñada por Mark Dennis, un abogado de St Andrews, que se inspiró tanto en los cardos como en el paisaje escocés. El diseñador dijo que quería crear algo que realmente representara a Escocia, "no con los perros escoceses y las botellas de whisky y esas cosas, sino de manera integral la tierra, los símbolos y el sentido de Escocia".
Not my king! Una “coronación” entre clamores por la independencia de Escocia
El Partido Nacional Escocés (SNP) reavivó su búsqueda de independencia desde que Humza Yousaf se convirtió en primer ministro en marzo, aunque el apoyo público al partido disminuyó después de que arrestaron a su exlíder, Nicola Sturgeon, que había llegado al poder después del último referéndum de 2014, fallido, sobre la independencia de Escocia del Reino Unido.
Para lograr su objetivo nuevamente el SNP necesita controlar el parlamento escocés, pero una encuesta reciente de YouGov que sugirió que perdería escaños si se celebraran elecciones generales en el Reino Unido ahora.
Los laboristas, que quieren que Escocia siga siendo parte del Reino Unido con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, ganarían 23 escaños para elevar su cuenta de escaños en Escocia a 24 si hubiera elecciones hoy, según un reciente sondeo de YouGov.
El gobierno del Reino Unido en Londres dijo repetidamente que el referéndum de 2014 resolvió la cuestión de la independencia durante una generación.
Fotos: AFP / The Royal Family