Hubo un tiempo en que el fútbol se veía en un solo lugar y a una misma hora: era el año 1991 y para disfrutar de lo más importante de la fecha del domingo –aún si se había ido a la cancha, claro– había que sentarse a las 22 delante del televisor para ver un resumen que hasta ese momento nadie más estaba autorizado a transmitir. Aquella primera nave insignia de Carlos Avila, el contenido que supo por primera vez retratar el fútbol no solo como un deporte, sino como un show y también un negocio, marcó un antes y un después en tiempos donde las redes sociales ni siquiera eran materia posible para un guion de Volver al futuro.
Ayer por la mañana, una parte de esa instantánea argenta de los años 90 se fue con el fallecimiento de Avila. El empresario de medios murió a los 77 años en el Instituto del Diagnóstico, en Barrio Norte, de la Ciudad de Buenos Aires, donde estaba internado desde hacía una semana por una enfermedad coronaria. El entierro será hoy a las 10, en Memorial de Pilar.
Del golf al balón. Hijo de Aurelio y Ursula, había nacido en Asunción del Paraguay en 1942. Junto a su madre, llegó a la Argentina en 1946. Tuvo una infancia humilde, su madre era empleada doméstica y compartía con ella una habitación de servicio de las casas donde trabajaba.
Empezó a trabajar en publicidad en 1958, en la firma Publitec. Algo de su carrera ya se vislumbraba en ese comienzo: entró como cadete y terminó como director. Luego de trabajar en Unilever y Nestlé, se animó a lo propio: en 1982 produjo un programa de golf para el entonces Canal 2 (hoy América TV). Avila miró hacia afuera, estaba convencido de que había que generar lazos y contactos con cadenas internacionales. Visitó entonces en Cleveland la casa central de IMG (International Management Group), donde conoció a su fundador Mark McCormack. Volvió con material de archivo y lo más importante: un préstamo de McCormack de US$ 50 mil para que produjera lo que quisiera. El prólogo de Fútbol de Primera se llamó El deporte y el hombre, con Pancho Ibáñez. Funcionó con muy buen rating. En 1985 se metió en el fútbol y creó entonces Fútbol de Primera, ese ícono televisivo curado y realizado por la dupla pope del periodismo deportivo: Marcelo Araujo y Enrique Macaya Márquez.
Nace la leyenda. El país entero prendía la TV el domingo a la noche cuando comenzaba a zonar la famosa canción de Vangelis, Blade Runner-End Titles. El programa siguió varios años pero Avila en 2006 decidió retirarse de la empresa. Tres años más tarde, el Estado argentino se quedó con los derechos de transmisión del fútbol y su programa Fútbol de Primera se interrumpió.
La segunda gran creación fue TyC Sports (Torneos y Competencias). Después tuvo Canal 9 (que tiempo después vendió) y luego América, hoy el lugar donde su hijo, Juan Cruz Avila, se desempeña como director de A24 y accionista de Jotax Producciones. Creó una radio (La Red), un diario, una revista, y hasta una línea aérea de aviones privada. Como si fuera poco, trajo la señal Fox Sports al país.
Con el correr de los años, Avila se hizo una figura popular: se topaba en fiestas con Maradona o Pelé, con Tinelli, Charly García y Menem. Tuvo épocas buenas y malas con Julio Grondona.
Su fortuna le permitió una solidez económica y contactos con el poder. “Mis programas decían: ‘una idea de Carlos Avila’. Esto no era por una cuestión de vanidad. Yo tenía que vender al anunciante”, dijo alguna vez cuando le preguntaron acerca de aquel crédito del comienzo.
Avila sabía que tenía un poder importante. Alguna vez se refirió a él como la libertad para hacer lo que quisiera, “siempre y cuando no afecte a mi mujer y a mis hijos”, aclaró este fanático del golf que se casó dos veces. Primero con Cristina, con quien tuvo tres hijos: Pablo, Juan Cruz y Celeste; luego con Inés, en 1999. Sus últimos años fueron la contracara de sus comienzos: con una fortuna en su haber, se dedicó a disfrutar de los placeres de la vida, de la familia y el golf como gran pasatiempo.
Ayer fueron varios los dirigentes, empresarios y periodistas que lo recordaron. “Se fue Carlos Avila, un gran entusiasta de la vida que hizo un aporte histórico en el fútbol argentino. Mi acompañamiento a toda la familia”, escribió Macri. “Un gran tipo. Lo quería mucho. Me bancó en momentos difíciles de mi carrera”, dijo Jorge Rial. Eduardo Feinmann lo recordó con unas líneas que lo grafican: “Carlos Avila, el hombre que reinventó el fútbol, construyó desde la nada un imperio y nunca dejó de probarse a sí mismo”.