Santiago Nicholson: "Unimos la necesidad de empresas con la de quienes van a los comedores"
"Banco de Alimentos" se llevó el Premio Perfil 2018 en la categoría Sustentabilidad. A través de 900 comedores, la iniciativa ayuda diariamente a más de 100 mil personas.
Santiago Nicholson, representante de la organización sin fines de lucro Banco de Alimentos. |
Juan Obregón
En el marco de la décima entrega de los Premios Perfil a la Inteligencia 2018, realizados en la cúpula del Centro Cultural Kirchner, se distinguió en la categoría Sustentabilidad a Santiago Nicholson, representante de la organización sin fines de lucro Banco de Alimentos.
Al recibir su premio de manos de Agustina Zenarruza, gerente de Sustentabilidad de Pan American Energy, Nicholson expresó: "Unimos la necesidad de muchas empresas de alimentos con la necesidad de todas aquellas personas, en su mayoría niños, que van a los comedores a comer al menos una vez al día. Agradezco a los voluntarios, los donantes, a todos los que participan de este proyecto. Mi reconocimiento para todos".
Nicholson: "Agradezco a los voluntarios, los donantes, a todos los que participan de este proyecto"
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Banco de alimentos. Es una organización sin fines de lucro que contribuye a reducir el hambre, mejorar la nutrición y evitar el desperdicio de alimentos en el país. “Menos hambre, más futuro” es el lema de la organización que, gracias a la colaboración de más de 30 mil donantes y más de cien empresas que aportan alimentos aptos para el consumo, colabora cada día con la alimentación de más de cien mil personas, asistiendo a 900 comedores y organizaciones sociales de la ciudad de Buenos Aires y de 38 partidos del Gran Buenos Aires.
Una vez que reciben las donaciones, un equipo de voluntarios se ocupa de la clasificación y la distribución, para alcanzar el objetivo de ser un puente entre quienes necesitan ayuda y quienes están dispuestos a colaborar. El proyecto tomó el modelo de gestión de los bancos de alimentos que se crearon en Estados Unidos en la década del ´60, como nexo entre las empresas productoras y comercializadoras de alimentos y las personas necesitadas.
En Argentina, la iniciativa comenzó con la crisis socioeconómica del 2000, con el fin de evitar en ese momento el desperdicio diario de alimentos, y en abril de 2001 se hizo la primera entrega. Desde entonces, llevan repartiendo sin interrupción donaciones en los comedores y organizaciones sociales que más lo necesiten.
