PROTAGONISTAS
la continuidad de un legado

“Sé que llamarse Amalita es una gran responsabilidad”

La nieta de Amalia Fortabat celebró los diez años de la apertura del museo familiar, que ahora se llamará Colección Amalita. “Nos pareció que es más cercano a la gente”, explicó la heredera, que escribe poesía y hace videoarte.

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Radiante. Amalia, con la colección de baúles que su madre y su abuela tenían de la famosa firma francesa que se reinstala en Argentina. Detrás, su abuela por Andy Warhol. | redes sociales

Amalia Amoedo tiene un motivo para festejar: diez años de una colección que toca una fibra íntima y, por sobre todo, afectiva. La celebración tiene que ver con que hace diez años, el 22 de octubre de 2008, la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat abría sus puertas al público por primera vez. La nieta menor de Amalita es sin dudas, dentro del grupo familiar, la que continúa –siempre manteniendo un cuidado perfil– el legado de una de las empresarias y mecenas más reconocidas de la Argentina.

La muestra inaugural exhibió por aquel entonces más de 250 obras propiedad de Amalia Lacroze de Fortabat. Hoy, diez años después y festejando su aniversario, se renueva con una serie de propuestas, entre ellas un nuevo guión de la Colección Permanente, la inauguración de una sala especial, una muestra temporaria que festeja a los artistas argentinos vinculados a la colección, la convocatoria a un premio de pintura y la publicación de una colección de libros, entre otras actividades.

Archivo | Amalita y Bárbara, las sucesoras del rico legado Fortabat

“Me vienen los recuerdos, el amor por mi abuela y ese momento cuando quiso donar todas las obras, en aquella primera inauguración. Parece que fue ayer pero han pasado tantas cosas en estos diez años...”, suelta Amalia, quien sin nombrarlos hace clara referencia al fallecimiento de su abuela en 2012 y al de su hermano, Alejandro Bengolea, y su madre, Inés Lafuente, en 2015.

La colección rinde de hecho homenaje a Alejandro a partir de una sala de treinta obras que repasan el arte argentino de las décadas de los 60 y 90. “Para mí el museo es nuestro, es de la familia, es muy particular el cariño y respeto que tenemos”, cuenta Ama, sin ahondar en más detalles. “Soy muy reservada”, aclara enseguida esta mujer, que el jueves por la noche fue anfitriona de una celebración que se hizo  en el museo con amigos, familiares y gente del mundo del arte.

Sobre una pantalla, se emitieron palabras tanto de ella como de su hermana, Bárbara, quienes a su vez luego improvisaron breves discursos. Amalia le hizo un especial agradecimiento a Alejandro, por ser quien la acercó a la pintura. También hablaron sus sobrinos, Alejandro y Sofía Bengolea. “Estoy muy orgullosa de la familia que tengo, mi hermana, mi sobrinos, todo el equipo que trabajó con nosotros”, explica.

—¿Te sentís la encargada de todo el legado familiar ?
—No me veo en ese lugar, todo esto se lleva adelante con el aporte de la familia.

—Pero sin dudas sos la que más conectada está al arte. ¿Es un poco una responsabilidad para vos?
—Yo amo el arte y sé que llamarse Amalita lleva cierta responsabilidad. De todas formas, hago varias cosas en mi vida, como estar en el directorio de ArteBA o ser presidenta de la Fundación Policía Federal. Siempre trato de hacerlo todo con el mayor profesionalismo posible. En este caso puntual, al ser algo familiar, estoy más involucrada pero trabajo en equipo con mi familia, no estoy sola. Trato de hacer todo de la mejor manera posible. Siempre intento aprender.

—¿Cuáles son las cosas que recordás hoy de tu abuela?
—Era una persona única, irreemplazable. Muy inteligente. Supergenerosa y sobre todo con un gran sentido del humor.

—¿Por qué le cambiaron el nombre a la colección?
—A partir del jueves se llama Colección Amalita, en vez de Colección Amalia Lacroze de Fortabat. Lo veníamos charlando con el directorio y con la familia. Creamos un nuevo logo. Nos pareció que el “Amalita” era más cercano a la gente.

—Seguís con tus emprendimientos de lencería y perfumes?
—No, hago muchas cosas. Ya lo solté (ríe). Las marcas Beleidades y Fueguia siguen pero yo vendí mi parte. Este año produje obras nuevas pero las voy a mostrar en 2019. Edité un libro de poesía que se llama Cruz del Sur. Y ahora estoy haciendo videoarte.

—¿Qué es eso?
—Son obras de arte que salen de ese libro, les pongo imágenes a los poemas. El año pasado hicimos una muestra.

—Esta semana se te vio con unos baúles de Louis Vuitton. ¿Qué te llevo a mostrarte así?
—Son los (baúles) originales de mi abuela y de mi mamá. Me divirtió hacerlo, fue algo para la marca. Igual lo que más destaco de todo eso es lo social, que se esté abriendo una fuente de trabajo.

—¿Cómo se conjugan Racing y el mundo del arte?
—Racing es una gran pasión. El arte es mi vida.

—¿Seguís yendo a la cancha en Avellaneda?
—¡Sí!... Ahora estoy esperando el domingo con muchos nervios. Vamos a ver qué pasa,...¡jugamos contra San Lorenzo!