La construcción en Punta del Este sigue creciendo a un ritmo tan veloz que deja al lema marquetinero “Uruguay natural” reducido a categoría de interrogante –sin los signos correspondientes–, o de humorada. Desde el anuncio que se hizo hace unas semanas que el Grupo Cipriani construirá la torre más alta de América Latina, si consigue los inversores para lograrlo, hasta las intenciones concretas de desarrolladores de edificar condomonios de lujo y en primera línea en todo terreno disponible que haya de Manantiales en adelante.
En ese escenario que hace frotar las manos al intendente de Maldonado, a inmobiliarias y a toda esa cadena que compone la industria de la construcción, estos días apareció un nuevo proyecto edilicio que tiene un detalle particular: los inversores compraron dos lotes en la zona del Golf, en los que está Aldebarán, la casa que fue de Amalita Fortabat y cuya construcción data de mediados de los años 50. La empresaria la había recibido como regalo de cumpleaños de quien por entonces era su marido, Alfredo Fortabat. Durante muchos años, ella y su hija Inés, y luego sus nietos, pasaban parte del verano en esa propiedad que tiene un estilo muy de esa zona, de esa época.
En los años 90, Amalita Fortabat construye una mansión en José Ignacio con otro estilo, uno que incluso no sirvió de inspiración para el que fueron eligiendo los que transformaron ese pueblo de pescadores en “el lugar” del verano uruguayo. Esa mansión de estilo morisco de paredes blancas y características puertas turquesas, es la que hoy habita su nieta menor Amalia Amoedo.
La búsqueda. Aldebarán, la casa del Golf, quedó en de-suso; y tras su muerte se puso a la venta porque sus nietos tenían ya sus respectivas propiedades. Con Amélie Ocean Residences –tal nombre del proyecto inmobiliario– los nuevos inversores subdividieron el terreno en once lotes y, por ahora, dejaron Aldebarán en pie con la idea de que algún entusiasta comprador se haga de la misma con la condición de volverla habitable.
Esto le daría algo de mística al conjunto en general, y fue por ese motivo que incluyeron el nombre “Amélie” en el proyecto. En caso que el reacondicionamiento de la mansión que tiene hasta ascensor, haga que el deseo no sea realidad, la demolición de Aldebarán será su destino final, y de Amalita solo quedará el “Amélie”.