A un año de su renuncia como ministro nacional, Matías Kulfas vuelve a subirse a un escenario porteño. Esta vez, no lo hará par una conferencia por su reciente libro, o para leer cartas que, como se sabe, pueden ser de alto voltaje. El economista lo hará como guitarrista del espectáculo que su esposa, Yamina del Real presenta con sus “dos Matías”: Kulfas y Albamonte, en el Café Berlín.
“Yo fui su jefa antes que Alberto”, dice Yamina del Real con ironía pero convencida de que eso es así; sobre todo ahora que Matías Kulfas está fuera de la gestión pública. “Cuando era ministro, siempre se hizo un espacio los fines de semana para ensayar. La complicación era tener el tiempo y las condiciones para tocar; las críticas de unos y otros, que no podían entender que una persona con la capacidad de él, pudiera tener dos actividades laborales tan diferentes, y hacerlas bien. Pero ya ves cómo es la visión corta: a todos les gusta la música, pero en el fondo hay ninguneo a los artistas".
–¿Quién tiene la decisión final sobre cómo se interpreta una canción, los arreglos? ¿Vos o Kulfas?
–Yo, obviamente. Soy la jefa de jefes. (Se ríe). Es una broma, pero es verdad que casi todo el repertorio lo sugerí yo. Lo que es lógico porque soy la única mexicana. Yo sugiero los temas y si nos gustan a los tres, y vemos qué suma, los dejamos. Eso en cuánto a la elección de las canciones. Y sobre los arreglos, yo les digo cómo me gustaría que fuera la atmósfera, el estilo del tema, pero recaen en ellos, Matías Kulfas y Matías Albamonte, que hacen magia.
Cómo es Matías Kulfas como músico según Yamina del Real.
–¿Leíste su último libro "Un peronismo para el siglo XXI"?
–Sí, cuando era un borrador. De hecho, me pidió que le hiciera una devolución. Y lo hice, me lo tomé muy en serio.
–¿Seguís la política de Argentina y de México?
–Sí, yo soy muy política, soy activista. Estoy enterada y tengo una opinión formada. Pero, acá (en Argentina) no expreso públicamente mis opiniones. En primer lugar porque no es mi país aunque llevo casi diez años viviendo acá. La mía fue y sigue siendo una situación delicada, por obvias razones. Y sobre lo que sucede en México me pasa algo parecido: no estoy allá y siento que para hablar de la política de un país, debes ser seria y comprometida. El panelismo no es lo mío.
–¿Cómo es eso?
–Viste que, sin importar su formación, sea mucha o poca, hay gente que habla de todo con una liviandad que asusta. Hay que analizar profundamente las cosas. Qué, cómo, cuándo y para qué hacer o decir ciertas cosas, aportar desde otros lugares. Y también es cierto que no quiero ser centro de ataques o defenestraciones gratuitas.
–Imagino que por quien sos y por ser activista, las redes son todo un tema, ¿no?
–Hace unos años bajé muchísimo mi participación en redes, creo porque necesitaba conectar desde otro lugar. Es decir, desarrollar ideas, crear, y hacer cosas tangibles y reales. No escondo quién soy, ni lo que pienso. Siempre he sido una persona tímida, lucho contra eso. Por eso prefiero que sea mi trabajo, lo que hable por mí. Pienso que el activismo, el feminismo y sobre todo la creación, la fotografía, la música, y la gastronomía, son mis trincheras.
Cantante, fotógrafa, y activista, es entre otras cosas, Yamina de Real.
–¿Escuchaste el “featuring” que hizo Bizarrap con el mexicanoPeso Pluma?
–No, no lo escuché. Y tampoco conozco a peso Pluma, pero lo voy a escuchar.
–¿Esa “sesión” de Bizarrap y Peso Pluma hizo que, al menos en Argentina muchos conozcan qué es un corrido mexicano?
–Siempre es bueno que la gente, y sobre todo los jóvenes puedan conocer lo que se hace en otros lados. México es un país muy diverso culturalmente: somos rancheras, sones jarochos, música de banda, corridos, musica urbana, rock, hay un universo musical en México.
–¿Cómo ves esto que están generando estos jóvenes de, por un lado, decidir solo cantar en castellano; luego, generar alianzas musicales?
–Me parece genial que haya más plataformas, más opciones y más libertad a la hora de promover tu trabajo. No digo que estemos en el mundo ideal, lejos estamos de liberarnos de las exigencias y las modas del mercado. Pero sí hoy hay más atajos para que los artistas en general, no sólo los emergentes, puedan expresar lo que quieren. La difusión, la selección de los artistas y hasta la censura no son cómo era hace unos años. Hay más espacios para lo disruptivo, lo nuevo. Sin importar si el mercado se lo come y lo escupe después.
– ¿Qué otras artistas de México se puede sumar a, por ejemplo, Natalia Lafourcade, Lila Downs, Carla Morrison, Julieta Venegas…?
–¡Hay tantas! Silvana Estrada, Ely Guerra, Eugenia León, Jenny Pacheco, Sara Valenzuela, Ruido Rosa, Jessy Bulbo, Cecilia Toussaint, que es una de las pocas cantantes de rock que había en la escena mexicana allá por los ’80, se tuvo que ganar el derecho de piso y abrió el camino para muchas. Te preguntaras porque solo nombro mujeres, y es que los hombres no necesitan más difusión.
–¿Qué nuevos artistas estuviste escuchando en este último tiempo?
–Cazzu, Penny Pacheco, Vondré, Nina Suárez, Francisca Valenzuela, Billie Ellish y Rosalía, de quienes algunas cosas me gustan; otras, no tanto. También descubrí a Eruca Sativa; sé que no son nuevas, pero no las conocía.