En 1983 los argentinos recuperamos la democracia, la libertad de acción y de expresión pero perdimos un poquito de ella el 25 de enero de 1997, cuando mataron a José Luis Cabezas.
La muerte del reportero gráfico de Revista Noticias marcó un antes y un después en el periodismo argentino: fue el primer asesinato de un trabajador de prensa desde la vuelta a la democracia.
El viernes 24 de enero de ese año, Cabezas había ido a cubrir la fiesta organizada por Óscar Andreani. Horas más tarde, su cuerpo apareció quemado alcohol etílico en el interior de un auto, con sus manos esposadas y dos balas en su cabeza.
Un año antes, en 1996, Cabezas le había tomado una foto a Alfredo Yabrán, dueño de OCA, en una playa de Pinamar. Todos sabían quién era el empresario pero su rostro no era público y, según la investigación policial, él mismo decía que tomarle una foto era como pegarle un tiro en la cabeza.
El primer juicio por el caso se llevó a cabo en enero del 2000. Por el crimen del fotógrafo, la justicia condenó a prisión perpetua a los policías Gustavo Prellezo, Sergio Cammarata y Aníbal Luna.
Sin embargo, Yabrán nunca sufrió pena alguna ya que la información oficial dice que en mayo de 1998 se suicidó de un escopetazo en una estancia de Entre Ríos, donde se ocultaba de una orden de detención por ser autor intelectual del crimen del fotográfo.
José Luis Cabezas es bandera de fotógrafos y periodistas. Como cada 25 de enero, recibió homenajes en Pinamar y en varios puntos de la Argentina. Su asesinato conmovió al país y cada día está más presente.
A Cabezas lo mataron por una foto y por su coraje. Sin embargo, Cabezas sigue vivo por esos mismos motivos. Miles de fotos y toneladas de coraje. A 26 años de su homicidio, no se olviden de Cabezas.