En un asado, con unas ricas pastas o simplemente para relajarnos después de una jornada de trabajo agotadora. El vino es una de nuestras bebidas favoritas pero hoy está en riesgo: ¿El mundo se puede quedar sin vino?
La pregunta nos asusta y mucho pero el origen del conflicto tiene nombre y apellido: las botellas de vidrio. Este insumo fundamental en la producción está en falta en todo el mundo y en Argentina, por culpa de la crisis cambiaria, su precio se fue por las nubes.
El sector vitivinícola nacional demanda 940 millones de botellas al año y ahora por este faltante se podría poner en jaque a toda la industria.
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Pero ante una crisis, una oportunidad. Cada vez hay más mercado para el vino en lata para consumo individual o la clásica caja de cartón. ¿Cambiará el gusto?, ¿Podremos acostumbrarnos al cambio? Dos preguntas que nos dejan miles de interrogantes.