La pandemia transformó muchos hábitos sociales, y uno de ellos fue el vertiginoso aumento de ventas de más del 200% que registraron los "growshop", es decir, los víveros especializados en la venta de productos canábicos. Sin embargo, lo más llamativo del fenómeno es que se advirtió un crecimiento de clientes ancianos mayores de 75 años.
En diálogo con RePerfilAr, Sebastián Wosner, de Grow Club Villa Devoto, remarcó que las "ventas crecieron un montón". "Incluso se ha duplicado, ha pasado el 100%, y en algunos meses más", agregó. De tal manera, subrayó que "el crecimiento de las ventas" es un indicio de que "está creciendo el autocultivo". "Aparece gente grande, abuelitos cultivando, de todo tipo de edades", dijo y puntualizó que este grupo etario son quienes más se acercan en busca de "lo medicinal".
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"La mayoría viene desde cero por recomendación de una amiga o amigo que toma el aceite y que le hizo bien, o ellos mismos lo probaron y quieren producirlo", añadió. En esa línea, contó que los productos más vendidos fueron insumos de indoor, como lámparas, carpas, y todo lo restante para cultivo como sustrato, macetas.
Hasta la Organización de las Naciones Unidas, advirtió que como consecuencia de la pandemia, se registró un mayor consumo de sustancias psicoactivas. En Argentina, la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires registró que esta práctica aumentó más de un 20%.
Sin embargo, pese a los intentos por legalizar el cannabis para todos sus usos, en Argentina sigue siendo una sustancia prohibida, mientras tanto el autocultivo parece ser imparable. En Río Negro, el municipio de San Antonio ya entregó más de 40 certificados para su cultivo medicinal, uno de los cuales pertenece a Constantino Vicci que tiene 81 años. "En cuanto me aconsejaron el aceite de cannabis lo empecé a tomar y fue una diferencia de la noche a la mañana. Empecé a sentirme mejor sin tanto dolor muscular, y fatiga", dijo y agregó: "A mí el aceite de cannabis me cambió la vida".
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Rosa Ferno de 75 años, es otra de las mujeres que apuesta y hace uso de esta sustancia para su hijo Gabriel que tiene epilepsia refractaria hace más de 50 años. "Con las primeras dos gotitas que le di esa mañana, ese mediodía no tuvo crisis", contó. Y remarcó. "Ahora que la gente lo tiene, que pruebe, porque mal no le va hacer, esas dos gotitas le pueden cambiar la vida".
