“Soy mujer, hermana, vecina pero no vivo sola, vivo en comunidad. No sería capaz de vivir sola en este lugar con tantas complejidades”, dice Cecilia Lee, una monja villera que reside en Villa Itatí, en la provincia de Buenos Aires. Lee pertenece a la Congregación de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María, es coreana y hace 20 años que trabaja en este barrio carenciado de Quilmes.
La historia de Cecilia Lee, la monja villera
“Emigré en el año 76 y me metí en la Congregación en el 78. Cuando empecé a entender el idioma me di cuenta de que Dios me había llamado a vivir esta realidad, viviendo cerca de la gente más humilde”, dijo la monja villera.
“Con la pandemia todo se volvió más complejo”, asegura Lee. Es que ahora el centro educativo en el que la monja colabora se transformó en un comedor donde se realizan más de 400 viandas por día para ayudar a los más necesitados y asistir a los vecinos aislados por el coronavirus.
"Me da mucha impotencia la desigualdad", dijo Lee
“Me da mucha impotencia la desigualdad, nos dicen que hay que lavarnos las manos para evitar los contagios y solamente tenemos agua contaminada”, dice Lee con respecto a los cuidados de la pandemia. “Cuanto más dura es la realidad, ahí Dios se manifiesta y le da la oportunidad a la gente para poder llevar el pan a la mesa”, concluyó.