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Análisis

Cultura disimula economía

Aumenta el interés de la política argentina por las elecciones y si la economía no acompaña, el Gobierno pondrá como eje principal lo cultural para retomar la iniciativa.

A medida que pasan los días en la política argentina decrece la preocupación por el Covid-19 y aumenta el interés por las elecciones de medio término el año que viene, que van a ser un acontecimiento político crucial para el Gobierno, pero también muy importante para la oposición.

En ese contexto, el Gobierno que ha tenido, como todos los gobiernos del mundo, muchas dificultades este año, trata de recuperar la iniciativa usando un instrumento que conoce bien, aunque no sea exclusivo. Se trata de que si no hay buenas noticias en el plano económico, entonces el eje de interés debe ser el plano de las costumbres, el plano cultural, aquellos temas que afectan a la sociedad.

En este sentido, el Gobierno ha tomado tres iniciativas en los últimos días que considero que están dentro de este campo. Dos parecen de naturaleza económica, pero son simbólicas: el impuesto a la riqueza y la reivindicación de los senadores oficialistas de la soberanía frente al Fondo Monetario Internacional. El mensaje es: estamos del lado de los intereses populares.

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La tercera cuestión es la legalización del aborto, que tiene una muy importante repercusión en la sociedad. Para llevar adelante estas iniciativas, el Gobierno tropieza con dos dificultades: una es su propia interna y la otra son las imposiciones de la realidad económica, que además tienen que ver con el acuerdo con el Fondo.

¿Cómo intenta resolver esta contradicción? Yo creo que en términos generales, con una estrategia de disimulo. Por un lado, de una serie de medidas de política económica que puede llamarse ajuste o no, pero tienen como objetivo reducir el déficit fiscal y disminuir el gasto público a través de medidas controvertidas. Como las medidas que se han tomado en materia jubilatoria, la reducción de las ayudas por el Covid-19 y también el aumento de las tarifas de los servicios y de los transportes.

Por otro lado, el Gobierno también trata de disimular su propia interna con un presidente que, como se ha dicho, está siempre en el papel de equilibrista, tratando de acercarse a las posiciones de su vicepresidenta, pero también padeciéndolas en los momentos más críticos, como sucede ahora con la cuestión del Fondo Monetario Internacional. En ese punto se encuentra el Gobierno y también, en cierta manera, la oposición que busca posicionarse para aumentar sus chances en un contexto extremadamente difícil.