Es bien conocido el truco de la carta robada, tanto que incluso no habiendo leído el texto de Edgar Allan Poe, donde ese recurso aparece, la figura y la idea de la carta robada se ha traspasado al uso general. Es la metáfora por excelencia, podríamos decir, de un recurso muy específico: la idea de ocultar algo o de que algo quede oculto precisamente poniéndolo a la vista.
La idea de, insisto, que de algo, justamente por estar muy expuesto, pueda no ser registrado, pueda escabullirse a la mirada, a la atención, a la búsqueda. Sin duda, bajo el prejuicio de que se supondría siempre que aquello que se oculta va a estar precisamente tapado, escamoteado. La idea de ponerlo en evidencia. La idea de dejarlo arriba, de dejarlo en primer plano, de exponerlo, puede ser un recurso para que, paradójicamente, sea porque está expuesto, porque se está viendo que pase desapercibido, que no se lo registre.
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Pensaba en la carta robada. Pensaba en este truco de algo que se da a ver todo el tiempo para, al mismo tiempo y de ese mismo modo, ocultar. Porque si algo hemos estado mirando y algo hemos estado viendo a lo largo de estos últimos días fue a la Policía de la provincia de Buenos Aires. Incluso, podríamos agregar, fue la condición, digamos, de prepotencia o de insubordinación de la Policía de la provincia de Buenos Aires.
Berni y la conducción bonaerense
Y hemos visto también, en consecuencia, la figura de Sergio Berni, cuyo imaginario heroico cultiva sobre la base de su presencia. Vimos a la policía de la provincia, vimos a Berni una y otra vez durante estos días, y precisamente por eso retrocedió o se replegó. O pensamos menos o hablamos mucho menos. O quedó diluida la pregunta de qué pasó con Facundo Astudillo Castro. Apareció muerto hace unos días, bien lo sabemos. Sabemos que hay fuertes sospechas sobre integrantes de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Sabemos que la responsabilidad de lo que haya pasado le incumbe ante todo a Sergio Berni y viendo a los policías de la provincia una y otra vez, y viendo a Sergio Berni, asumiendo su tesitura heroica, una y otra vez. Todo eso ha quedado a la vista en estos días y puesto eso a la vista, parece haber cedido y me parece imprescindible recuperar y enfatizar esa pregunta: ¿Qué pasó con Facundo Astudillo Castro?
