Soldados y policías patrullaban el subte de Quito, tras la orden del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, de neutralizar a las bandas criminales. Unas 10 personas murieron por los ataques pandilleros mientras el país se convulsionó en lo que el mandatario llamó a un "conflicto armado interno".
La comunidad no sale del estupor luego de que hombres armados irrumpieron y abrieron fuego en un estudio de televisión, mientras los bandidos amenazaban con ejecuciones aleatorias en el segundo día de terror en el país.
Las bandas declararon la guerra al gobierno cuando el jefe de Estado anunció la "emergencia" por la fuga de prisión el domingo de uno de los jefes narco más poderosos del país.
Ecuador, que durante mucho tiempo fue un refugio pacífico entre los principales exportadores de cocaína, como Colombia y Perú, vio estallar la violencia en los últimos años a medida que bandas rivales con vínculos con los cárteles mexicanos y colombianos compiten por el control.
El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Ecuador, Jaime Vela, afirmó que todos los grupos incluidos en el decreto presidencial, que declara el conflicto armado interno en el país, se han convertido en un objetivo militar.
A la par que Perú movilizó y declaró el estado de emergencia en toda su frontera con Ecuador, anunció el Primer Ministro Alberto Otarola.
