Por la oferta y la demanda entre las redes sociales y los usuarios nos convertimos en personas que buscan que los vídeos sean claros, concisos y breves. Sin embargo, esto tiene efectos secundarios.
Según estudios y análisis, el impacto de esta tendencia puede alterar los procesos cognitivos complejos como, por ejemplo, nuestra capacidad de aprendizaje.
La red social de moda es TikTok: un celular, vídeos verticales de menos de un minuto, un algoritmo que se perfecciona de acuerdo a nuestros intereses y de la mano también llega la adicción o el uso excesivo de la aplicación.
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En circunstancias como estas la atención se reparte y el pensamiento se fragmenta, haciendo que haya cambios en los neurotransmisores. A raíz de esto se activan interacciones con el centro de recompensa que alteran la sensación de felicidad.
Además, nuestro cerebro se acostumbra a buscar información rápida, a utilizarla y olvidarla con la misma velocidad, impidiendo un pensamiento profundo. Justamente por esto hay que hacer énfasis en tener atención plena, minimizando distracciones y buscando regular nuestro acceso a las redes sociales para evitar un abuso.