El presidente de Francia, Emmanuel Macron, rompió el silencio al afirmar que la reforma jubilatoria que impuso por decreto debe estar vigente "para fin de año" y elevó la tensión con los sindicatos y la oposición que tildaron de "mentiroso y arrogante" al mandatario.
Y arde París y toda Francia. Las protestas no se detienen. Las calles son un campo de batalla. Quemaron pallets en el puerto de Marsella y en la autopista que debió ser cortada parcialmente.
También hubo bloqueos en los ingresos a las petroleras. Los recolectores limpian los montones de basura que se acumulan en las calles de la ciudad luz.
Los piquetes también afectaron al servicio ferroviario, donde un muñeco fue colocado en la vía con la careta del presidente Macron. Y los gremios aseguran que las protestas continuarán.
La reforma de las pensiones hundió más la popularidad en marzo del presidente francés. Actualmente solo el 28 % de los franceses aprueba su gestión, el nivel más bajo de sus mandatos equiparable al de la crisis de los "Chalecos Amarillos", la revuelta popular que en 2018 le puso contra las cuerdas.
