Todo es dolor y desconsuelo. Los servicios de emergencia continúan buscando sobrevivientes tras los bombardeado en la ciudad ucraniana de Pokrovsk, donde murieron casi 10 personas y más de 80 resultaron heridas.
Durante el operativo los rescatistas fueron los protagonistas de uno de los ataques. Los proyectiles, lanzados en un lapso de 40 minutos, dañaron edificios residenciales, un hotel, locales de restauración, comercios y sedes administrativas.
Las tareas de socorro se suspendieron durante la noche por la elevada amenaza de bombardeos.
El ejército ruso afirmó que el objetivo de su ataque en Pokrovsk fue un centro de mando militar ucraniano, y aseguró que este blanco fue alcanzado.
Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, lamentó que las fuerzas rusas intentaron provocar "el mayor daño y dolor posibles" con su doble ataque del lunes sobre una zona residencial de la localidad de Pokrovsk.
Además, lamentó esta nueva "atrocidad". "El segundo ataque tuvo lugar cuando ya había comenzado la operación de rescate", según Zelenski, que prometió seguir trabajando para que los "terroristas" rusos rindan cuentas por sus actos.
Según las autoridades locales, el segundo misil impactó unos 40 minutos después del primero.
No obstante, el mandatario aprovechó su discurso para anunciar para el próximo 23 de agosto una nueva reunión de la Plataforma Internacional de Crimea, un formato que arrancó en 2021 para reivindicar la soberanía ucraniana sobre esta península, controlada por Rusia. El foro cuenta con el respaldo de más de 40 países y de bloques como la Unión Europea o la OTAN.
