Todo el fervor y los coloridos marca el regreso de los “blocos” que se dan al margen de los tradicionales desfiles de las escuelas de samba. Rio de Janeiro autorizó a unas 400 agrupaciones a que colmaran las calles antes del concurso de desfiles.
El carnaval está en el alma brasileña, es la capacidad de reírse de las locuras y las miserias.
En los galpones, las agrupaciones preparan las majestuosas carrozas y se respira una dosis de optimismo por el fin de la pandemia.
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Las autoridades esperan cinco millones de personas para el carnaval y un movimiento estimado de 190 millones de dólares en la economía doméstica. En las calles el público se prepara para derrochar alegría en la fiesta brasileña por excelencia.
Más allá del desfile principal que contagiará de alegría a Rio de Janeiro, se esperan también más de 150 blocos, es decir fiestas gratuitas y salvajemente hedonistas, que tomarán las calles de la ciudad y las convertirán en una fiesta. Estas celebraciones se prolongarán durante todo el mes.