Aun el año pasado, con la pandemia por el nuevo virus de la gripe atacando y mortificando los sistemas de salud, la bronquiolitis afectó, en silencio pero masivamente, a su principal blanco: los niños menores de dos años.
En 2010, con las alertas debidamente encendidas, con vacunas a disposición y con la experiencia en el tratamiento de casos del virus A (H1N1), los especialistas en enfermedades respiratorias y los pediatras vuelven a hacer foco en un enemigo más tradicional y buscan minimizar las consecuencias negativas de la bronquiolitis, causada casi siempre por el virus sincicial respiratorio (VSR).
Este año se espera que ataque más fuerte, en principio por el nicho ecológico que se espera que deje la gripe A (gracias a la existencia de la vacuna y a la cantidad de gente que ya tiene anticuerpos por haberse contagiado el año pasado), y por su propio ciclo de recurrencia cada tres o cuatro años (el último gran brote fue 2007).
Incluso en jurisdicciones como la Ciudad de Buenos Aires, ya se detectan más casos que los habituales. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, en las primeras 14 semanas de 2010 se reportaron en el país 30.855 casos de bronquiolitis, cuando en 2009 los afectados fueron 29.756 para la misma época.