Un atardecer cualquiera en Palermo, pero no en el PH de Godoy Cruz al 700. Con un cuidado ambiente apto para la meditación, cada martes se reúnen unas 30 personas a revivir las tradiciones de Buda a través del Kum Nye.
Se trata de una disciplina que busca lograr una armonía entre las leyes físicas y universales, une la medicina tibetana con la china y la india.
El lama Tarthang Tulku lo trajo a Occidente a fines de los ´70, y se erigió en una figura clave en la difusión de esta disciplina que intenta combinar los movimientos del cuerpo con la sanación del alma.
El Kum Nye está presente en Alemania, Holanda, Brasil y Estados Unidos. En Buenos Aires son tres los centros y como los adeptos no paran de llegar, sus responsables ya están planeando una expansión.
perfil.com estuvo en la sede de Palermo, que dirige Arnaud Maitland y cuyas prácticas dictan Elena Berro y Orlando Zaslavsky. “El KumNye se practica hace ya unos 15 años pero con mayor difusión hace unos 8 años”, cuenta el instructor.
Aclaró que la cifra de adeptos ha sido creciendo, “Lo practican unas 100 personas que rotan cíclicamente por las clases , hacemos una o dos veces al año un taller de fin de semana con 80 a 100 personas y un retiro anual con alrededor de 40 a 50”.
Zaslavsky dice que “Vienen buscando mayor relajación, el efecto anti stress que tiene, otros buscan la meditación o aprender a relajarse en la tensión. Algunos menos un camino de desarrollo espiritual”.
Lo cierto es que en aquel PH, la locura de la ciudad parece quedarse afuera. La pena es que hay que volver, aunque con la influencia del Kum Nye, todo puede verse muy diferente.