Las cefaleas o dolores de cabeza son el síntoma más frecuente de consulta en las guardias y los consultorios médicos. Fue ese malestar el que hizo que Máximo Menem, hijo de Cecilia Bolocco y Carlos Menem, fuera hasta la Clínica Las Condes, de Santiago de Chile, donde finalmente le diagnosticaron un tumor cerebral por el que este viernes lo operaron.
Existen dos tipos de cefaleas: las primarias y las secundarias. Las primeras representan el 95 por ciento de las dolencias, son benignas y de tipo tensional. Las segundas conforman el 5 por ciento restante, son debidas a alguna afección y suele ser más graves.
Las cefaleas secundarias están relacionadas en la mayoría de los casos con:
- Accidentes cerebrovasculares hemorrágicos.
- Tumores cerebrales.
- Meningitis.
¿Cómo se puede distinguir a una cefalea benigna de una maligna?
“Las cefaleas benignas son estables en el tiempo, no suben de intensidad. Cuando un dolor de cabeza aumenta de forma progresiva tanto en frecuencia como en intensidad es cuando nos preguntamos si se trata de una cefalea secundaria o maligna”, explicó a PERFIL el doctor Juan Manuel Baldovino neurocirujano del Hospital. Korn y de Grupo Medihome (MN 111.331).
“La clave es que cuando el paciente sienta que el dolor que experimenta es distinto del normal tiene que consultar con un especialista”, remarcó el neurocirujano.
Los tres síntomas más comunes que pueden diferenciar a una cefalea primaria de una secundaria son:
- Síndrome de hipertensión endocraneana: se presenta en forma de cefalea, náuseas y vómitos y edema de papila (hinchazón de la papila óptica debido a una hipertensión intracraneana).
- Signos focales: estos síntomas permiten localizar anatómicamente el lugar del cerebro en el que está el tumor. Se puede manifestar cuando se deja de sentir una parte del cuerpo (lóbulo frontal) o se producen trastornos del habla (lóbulo temporal), trastornos del equilibrio (cerebelo) o trastornos visuales (occipital).
- Convulsiones.
El 5% de las cefaleas son secundarias o malignas
Dependiendo de la localización, del tamaño y de la agresividad del tumor los síntomas van a variar en intensidad. Del mismo modo, estos factores van a marcar la evolución del tumor y de las consecuencias que éste tenga en la persona.
“El tratamiento principal es el mismo: todos se operan, Lo que se puede plantear a veces es hacer una biopsia primero pero hay que sacarlos. Se puede guiar uno con la resonancia pero la forma de darse cuenta de qué tipo se trata es extraerlo y mandarlo a analizar para que el patólogo nos especifique qué tipo de tumor es”, indicó Baldovino.
“Si es tumor es benigno al extraerlo ya no es necesario otro tipo de medidas. En otros tumores, por más que los saquemos por completo, hay que llevar a cabo un tratamiento de radioterapia o quimioterapia o lo combinación de ambas”, agregó el neurocirujano.