Algo de historia: Eva Paole viene luchando desde hace añares por probar que es hija extramatrimonial de Otero. Su mamá fue doméstica en una de las estancias del millonario, de allí la relación y recién hace unos pocos días pudo llegarse a un ADN certero que muestra que Paole efectivamente es hija del hombre que dejó unos 40 millones de dólares. En el medio de esa trama novelesca, hubo un cadáver que desapareció, otro cambiado y mil dilaciones judiciales. Perseverante, Paole apeló a los restos de los padres de Otero y finalmente pudo probar la correspondencia genética que la habilita a sentarse a la mesa en la que se deciden las ventas de esos campos valiosos, en su mayoría en la zona pampeana de General Acha. Otero no tuvo hijos, lo heredó en primera instancia su esposa y luego los bienes pasaron a Darío Hernán Sarasola, un hombre que murió el año pasado. Sus familiares son los que manejan actualmente los bienes que quedan de Otero.
El caso está en manos de la jueza Gabriela Pibotto, y esta semana rechazó esta semana dos nuevos pedidos cautelares para inhibir los bienes que están en manos de los Sarasola. Pero hubo un detalle que llamó la atención (hablamos de una jubilada con 680 pesos de haber), le reclamó a Paole una "garantía real" de 200.000 pesos como paso legal imprescindible para dar curso "parcial" a la inhibición de bienes reclamada.
No hace falta decir que Paole no tuvo, no tiene y está en duda si tendrá alguna vez esos 200.000 pesos. Y para apelar el reclamo de esa suma deberá recurrir a la Cámara de Apelaciones, lo que demandará meses y permitirá que los bienes de la herencia sigan lejos de sus manos. Los reclamos de Paole habían sido presentados, según la publicación digital pampeana, en los dos juicios civiles: uno de filiación y otro de reivindicación de bienes.
En el primero de ellos, la jueza Pibotto consideró que no se estaba efectuando un juicio de demanda de bienes y rechazó de plano el reclamo. En la otra demanda, sólo dio como posible posible acceder a una medida conocida como anotación de la litis. Se trata de una medida que alerta a potenciales compradores de los campos de Otero, del proceso que hay de por medio y que podría traerle problemas en el futuro. Se otorga cuando el peticionante no cuenta con suficientes elementos de prueba para peticionar un embargo.
Sin embargo, para obtener esa anotación de la litis,
Paole debe aportar los 200 mil pesos de garantía real, dispuso Pibotto.
Y en el caso de registrar esa garantía, la decisión judicial solamente afectará el 50 por
ciento de los bienes que ahora están en manos de los Sarasola. Mientras pasan los meses y
Eva reclama ante la Cámara de Apelaciones, los abogados de Paole creen que los bienes se seguirán
vendiendo. El cero kilómetro, como decíamos, seguirá en la concesionaria.