Bárbara Supaga (32) es abogada y cuenta que tiene “muchos nervios” cada vez que tiene que asistir a una audiencia porque “es un trabajo con mucha exposición oral y corporal”. Para mejorar su vida profesional comenzó a asistir a “Abogados al teatro”, un taller que enseña las técnicas de la actuación para que los letrados se desenvuelvan mejor en las diferentes instancias jurídicas. Se trata de una iniciativa por la que ya pasaron cincuenta alumnos el año pasado y fue creada por Juan Brusa, abogado y actor, y por el dramaturgo Facundo Martínez. Cuesta $ 7.500, se dicta en el teatro Vitral (Rodríguez Peña y Corrientes) y La Casa de Artistas (Montevideo y Córdoba), en la zona de Tribunales.
“Las clases son semanales y grupales con un máximo de veinte alumnos, que se dividen en dos niveles”, explica a PERFIL Martínez sobre el taller que recrea situaciones reales de los abogados, como una mesa de mediación o una exposición ante un jurado. En el primer tramo de la formación se trabaja lo que Martínez llama “la parte primitiva del teatro”, como la improvisación, expresión y composición de personaje. “Muchos descubren que tienen represiones corporales, por eso decimos que hagan lo que quieran arriba del escenario para romper sus inhibiciones”, cuenta Brusa. Mientras que en la parte final del curso, “se abordan las instancias jurídicas clásicas”, detalla Martínez, que crea junto a sus alumnos situaciones de alegato, juicio o el abordaje adecuado con las víctimas.
Martínez dice que los alumnos “no se dan cuenta cómo incorporan las herramientas del teatro por la propia memoria del trabajo y que después las utilizan sin darse cuenta”. Además, para poder ejercitarlas los abogados presentan un trabajo final donde preparan un texto que ellos elijan y que deben exponer narrativamente en el escenario.
Si bien reciben más consultas de mujeres, los docentes afirman que en los cursos hay paridad de ambos géneros que varían desde los 22 hasta los 65 años y que “todos quieren trabajar la inhibición”, cuenta Brusa.
“Tenemos alumnos que están avanzados en su carrera y abogados recibidos”, detalla Martínez, que notó junto a Brusa que “en el estudio del Derecho no hay ninguna preparación de la postura del cuerpo o la interpretación” y por eso decidieron lanzar este taller “único en el mundo”, según ambos. “Hay abogados que se dedican al derecho penal y no saben cómo tratar con el cliente, otros quieren preparar un alegato, la interpretación a la hora de enfrentarse a un juez o la negociación”, detalla Martínez, que también se dedica al periodismo y maneja la cuenta de Instagram de @abogadosalteatro, donde los interesados pueden inscribirse.
Los actores cuentan que “las herramientas del teatro logran que sea más natural la exposición frente a un público o un jurado, porque una persona con buena oratoria y comunicación corporal tiene más efectividad en su trabajo”.
En este sentido, Supaga dice que “el curso sirve para todos los ámbitos, no solo el profesional”. “Soy vergonzosa y solía mirar para abajo en cada exposición que tenía. Ahora observo a la gente y aprendí a pararme mejor, como no estar con los hombros caídos”, cuenta la abogada, que ya se anotó para el segundo nivel.
La fobia al público
Luego del boom del stand up, cada vez más personas van a tomar cursos de la comedia teatral para incorporar sus herramientas a sus vidas profesionales. En las clases se mezclan escritores, periodistas y docentes que buscan perder el miedo a hablar en público.
“Me pasa mucho que en la primera clase ya me dicen que quieren hacer el curso como un aprendizaje propio, más que una herramienta personal”, cuenta el referente del stand up local, Diego Weinstein.
Además, varias empresas comenzaron a dar clases de stand up para aprender a armar monólogos dinámicos y atractivos que generen interés a quienes los escuchan. “Se puede lograr un discurso entretenido, aunque se esté hablando de un presupuesto”, dice Javier Silva, encargado de las clases a ejecutivos.