SOCIEDAD
espacio propio en villa crespo

Abren salas de ‘teatro exprés’ para ver obras en 15 minutos

La versión de la propuesta viene de España y tiene seis salas para 15 personas (de unos 15m2), que funcionan en simultáneo. Hay además un bar de tipo gourmet.

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talentos. Federico Fialayre está al frente de BarQuince, donde habrá comida rápida pero gourmet. Mey Scápola es curadora de las propuestas artísticas que varían cada mes. | aballay

Para los amantes del teatro, se sabe, Buenos Aires es igual a La Meca. En una misma ciudad, conviven más de 400 opciones que incluyen desde lo más comercial, con elencos y fórmulas probadas, hasta los espacios experimentales, horarios y propuestas aptas para quienes osan descubrir lenguajes nuevos o disfrutan del placer de un buen texto. También, con los años, algunas salas integraron la gastronomía, pero siempre para compartir antes o después de la función, casi nunca -¡sacrilegio!- durante.

Lo que faltaba, parece, era un espacio que permitiera hacer todo eso junto -ver una obra integral, no una escena- mientras, si se quiere, se come o se bebe. Y, además, pensada en tiempos de redes sociales y de consumos culturales acotados a los pocos minutos que dura un video en Youtube, Facebook o Instagram.

¿Qué pasaría si en un mismo lugar convivieran seis salas de sólo 15 m2 cada una, para 15 espectadores, que ofrecen, en simultáneo, seis obras distintas que duran 15 minutos y recomienzan cada el mismo lapso de tiempo, por lo que permiten ver todas en una misma salida?

La primera semana de agosto, abrirá Microteatro, un espacio que propone, en una zona bastante poco usual para la escena teatral -está en Serrano casi Córdoba, allí donde Villa Crespo ya se hace llamar Palermo-, una apuesta bastante original pero con recorrido en el mundo (ver aparte). Sus responsables son la actriz y productora Julieta Novarro y el productor de cine Pablo Bossi, que se asociaron tras descubrir esta modalidad en Madrid y decidieron apostar a una ciudad donde, en materia de teatro, todo parecía estar dicho. La propuesta incluye, además, la posibilidad de comer o tomar algo en el bar emplazado en la planta baja del mismo edificio -que estará manejado por el chef de Tomo I, Federico Fialayre- y, si se elige, llevarse ese trago o bocado exprés para consumir durante la próxima función. La carta pensada por Fialayre incluye cervezas y vinos por copa, snacks y reversiones de platos rápidos, pero con ingredientes y tratamiento de alta cocina.

“Encontrar el espacio fue lo más difícil, porque en las 16 ciudades donde funciona Microteatro, siempre se suele adaptar un lugar que ya existe a las distintas propuestas teatrales que, en este formato, varían temáticamente cada mes. Como aquí no lo encontramos, tuvimos que construirlo desde cero, así que todo -desde las salas, los camarines, los espacios de guardado y el bar, que en otros lugares del mundo no existe-, lo armamos a medida”, cuenta Novarro.

A priori, las cifras apabullan: si se calcula que el lugar funcionará de jueves a domingo -en dos secciones, que abarcan de las 8 de la noche a la 1 de la madrugada- y ofrecerá, al principio, unas 10 obras diferentes repartidas en 36 funciones diarias, eso significa que, en un año, podrán haber convivido 190 propuestas teatrales distintas, ya que las obras duran sólo un mes. Según la productora, hay que atraer “no sólo al que ya ama el teatro, sino al que le huye: muchos jóvenes llenan los bares y cervecerías, pero no van al teatro, que los agobia. Y otro grupo, entre 40 y 50 años, vive lejos del centro, no se quiere ‘clavar’ con una obra que no le gustó y prefiere ir a comer. A ellos apuntamos”, dice.

Mey Scápola -una de las curadoras del espacio junto con María Figueras y María Marull-, coincide en que “una hora y media de teatro malo es un plomazo insoportable para cualquiera”, y que hay otros factores que condicionan, como los precios de las entradas -aquí habrá combos de $120 por dos obras. “Está pensado para probar y que no te pese”, explica la actriz que también debutará en la dirección, como sus colegas Elena Roger y Shumi Gauto, y están tentando hasta a Cecilia Roth.

La experiencia de que actores y espectadores estén muy cerca y circulen también es novedosa, aunque ya se había probado en otros formatos cortos, como Teatro Bombón, que surgió en 2014 en distintos espacios. “En este momento, los públicos van y vienen y se mezclan”, dice una de sus creadoras, Monina Bonelli.