Luis Enciso es millonario, tiene 95 años, un avión Cessna y hasta campos con pistas de aterrizaje. Gran parte de su tiempo lo pasa apoyado en su bastón, contemplando sus tierras en las que pastorean miles de vacas de su propiedad. Aspiraba a una vejez en paz, pero la hermana Martha Pelloni lo acusó en el juicio que se lleva a cabo en Mercedes, Corrientes, de ser uno de los que pagó para que violen ymaten a un nene de 11 años en un crimen ritual ocurrido en 2006.
Pelloni ya había acusado a Enciso y a Víctor Cemborain, actual intendente mercedeño, en noviembre de 2010 cuando se investigaba la autoría intelectual del crimen de Ramoncito.
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Sin embargo, esa causa esta frenada desde entonces, algo que algunos atribuyen a la cercana relación entre Cemborain y el magistrado que debía llevarla adelante. Se trata de un juez, cuyo estudio aparentemente administraba asuntos fiscales del intendente. Pero no fue Pelloni la primera en involucrar a estos hombres, dos de los más ricos del sur correntino en el horroroso asesinato de Ramoncito González.
Ramona G., una amiga del nene que presenció el crimen cuando tenía 13 años, ya había declarado tres veces que Enciso y Cemborain habrían financiado a la organización, que además de matar a Ramoncito, aparentemente explotaba sexualmente a menores y traficaba drogas y armas.
Los dos millonarios mercedeños admitieron que les daban dinero a los miembros del grupo criminal, pero argumentaron hacerlo por caridad.
La testigo protegida Ramona G. los había señalado en marzo pasado, en el juicio contra Daniel Alegre, acusado de ser quien dio el golpe fatal al nene. También lo había hecho en 2011, cuando se condenó a perpetua a nueve personas por el crimen.
En el marco de aquella investigación, la casa de Enciso fue allanada y los investigadores encontraron ropa interior que había identificado Ramona G. Según la testigo, sería la que usaba Enciso cuando le llevaban nenas menores de edad.
Marcelo Hanson, abogado de la familia de Ramoncito, adelantó a PERFIL que pedirá que se retome “la investigación por la autoría intelectual del homicidio y se cite a Cemborain y a Enciso”. Mientras la justicia penal mercedeña decide si lo llama a declarar, Enciso disfruta de los millones de dólares que obtuvo tras venderle más de 200 mil hectáreas en el Iberá al ecologista Douglas Tompkins.
