El Aeroparque Jorge Newbery vivió este sábado una jornada de caos operativo producto de las condiciones climáticas extremas. Las elevadas temperaturas, que llevaron la sensación térmica a los 37.7°C, provocaron un desprendimiento de asfalto en la pista principal, obligando a las autoridades a suspender momentáneamente los despegues y aterrizajes. El incidente comenzó alrededor de las 15 horas, cuando se detectaron las fallas en la superficie de la cabecera 31, lo que forzó un cierre de emergencia para realizar trabajos de bacheo (proceso de reparar pequeñas o grandes deformaciones, como baches y hoyos) y mantenimiento.
La interrupción generó un efecto dominó que afectó a miles de usuarios. Según el reporte oficial, al menos doce vuelos sufrieron alteraciones significativas: ocho servicios que debían aterrizar fueron desviados (varios de ellos al aeropuerto internacional de Ezeiza) y otros diez arribos registraron demoras considerables. Las complicaciones alcanzaron a todas las compañías que operan en la terminal, incluyendo a Aerolíneas Argentinas, JetSMART, Flybondi y las filiales de LATAM de Perú y Brasil.

El desperfecto en la infraestructura impactó tanto en la red de cabotaje como en la regional. Vuelos procedentes de destinos turísticos clave como Salta, Ushuaia, Trelew, Córdoba y San Martín de los Andes no pudieron tocar tierra en el horario previsto. Del mismo modo, las conexiones internacionales desde San Pablo, Lima, Río de Janeiro y Florianópolis debieron modificar sus rutas de aproximación o quedar en espera hasta recibir nuevas instrucciones de la torre de control.
En la terminal, el panorama fue de incertidumbre y largas esperas, especialmente en el sector de preembarque. Las partidas hacia Neuquén, Jujuy, Punta del Este, Mendoza y Santiago de Chile sufrieron reprogramaciones y constantes cambios de puerta, mientras los equipos técnicos trabajaban contrarreloj sobre el hormigón dañado. Las autoridades aeroportuarias recomendaron a los viajeros chequear el estado de sus vuelos antes de salir de sus casas, ante la imposibilidad de cumplir con el cronograma estipulado.

Finalmente, pasadas las 17 horas, la estación aérea retomó sus operaciones de manera progresiva tras finalizar las reparaciones de urgencia en la pista. Si bien se habilitó nuevamente el despegue y aterrizaje de aeronaves, la normalización del servicio llevó varias horas debido a la congestión de tráfico aéreo acumulada durante el parate de la tarde, en un día marcado por el calor agobiante en la Ciudad de Buenos Aires.
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Encerrados en los aviones: relatos de tensión y angustia
La falla en la pista no solo afectó a quienes esperaban en el hall, sino que atrapó a cientos de pasajeros que ya se encontraban embarcados o en pleno vuelo. Uno de los casos más dramáticos fue el de un servicio proveniente de Mar del Plata, que sufrió múltiples reprogramaciones antes de que se confirmara el cierre del aeropuerto. Los pasajeros, que ya estaban sentados en la aeronave listos para despegar, debieron permanecer encerrados en cabina mientras la tripulación informaba que no había autorización para salir debido a las tareas de mantenimiento en Buenos Aires.
El encierro, sumado a las altas temperaturas, caldeó los ánimos dentro de los aviones varados. Testigos narraron a La Nación que hubo situaciones de tensión, como pasajeros que exigían descender de la nave y preocupaciones por mascotas que viajaban en caniles y se mostraban inquietas por la demora. "Un joven pidió bajarse y una mujer quería sacar a su perro", relató José, un usuario afectado, describiendo el clima de nerviosismo que se vivió mientras esperaban la reapertura de la pista, prevista recién para después de las 17.
En las redes sociales, la bronca se hizo sentir en tiempo real. Usuarios compartieron capturas de las aplicaciones de rastreo de vuelos que mostraban aviones dando vueltas en círculos sobre el Río de la Plata o desviándose repentinamente hacia Ezeiza. La falta de información precisa durante la primera hora del incidente y el calor sofocante generaron una experiencia agotadora para quienes intentaban viajar en pleno fin de semana de diciembre.
TC/DCQ