Los termos de acero inoxidable son un objeto de uso diario en muchos hogares, donde, por su resistencia y precio, en los últimos años desplazaron a los tradicionales de vidrio. Pero diversos estudios alertan sobre el riesgo de los “termos tóxicos” de acero, que proliferan en las tiendas y supermercados, a bajo precio, importados y fabricados con un material que viola las normativas vigentes. Según afirman los especialistas, el uso continuo de estos envases –cuya apariencia es casi idéntica a los reglamentarios– puede traer complicaciones para la salud.
El Código Alimentario Argentino establece que los materiales metálicos en contacto con alimentos no pueden contener más del uno por ciento de impurezas como plomo, arsénico, cadmio, mercurio, antimonio o cobre, para no tener efectos negativos sobre la salud. “Lo que pasa con el acero es que, al ser poroso, transmite lo que contiene, y por eso la resolución establece un límite máximo de impurezas. Como el níquel es caro, los termos ilegales usan materia prima no adecuada, que cuesta unas diez a quince veces menos”, indica Carlos Bender, CEO de Lumilagro”. Este acero “tóxico” contiene materiales contaminantes en valores mayores a los permitidos, como plomo, cobre, arsénico y azufre, entre otros, que se transmiten por las altas temperaturas o por la acidez de los líquidos, como jugos.
Según un informe elaborado por la jefa de la Unidad de Toxicología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Elda Cargnel, el uso continuo en el tiempo de los termos no adecuados genera una exposición al plomo por sobre los niveles adecuados, que puede provocar distintos trastornos en los niños, como déficit de atención, retardos en el lenguaje y alteraciones del crecimiento. En adultos, puede ocasionar hipertensión, falta de fuerza muscular, parálisis, dolores abdominales, disfunción renal e impotencia sexual. “El 80% de los tóxicos que ingresan al organismo lo hacen a través de los alimentos y el agua. Los neurotóxicos atacan el sistema nervioso y son especialmente peligrosos en niños y embarazadas”, aclara Liliana Corra, directora de la carrera de Médico Especialista en Salud y Ambiente de la UBA.
Según fuentes del mercado, unos tres millones de termos ilegales invaden la plaza local, y en 2011 se decomisó un cargamento entero, aunque los controles siguen siendo escasos. “El 95% de los termos que se ven en la calle no están certificados y es difícil determinar la diferencia”, asegura Bender.