Que el índice de deserción en la escuela secundaria es alarmantemente alto no es novedad: según un informe presentado esta semana por el Observatorio Argentinos por la Educación (OAE), solo seis de cada diez estudiantes que entran a primer año llegan a terminarlo a tiempo.
Pero un dato que se desprende de ese mismo estudio sí es novedoso: las mujeres que llegan al final del secundario y lo completan en tiempo y forma superan en un 15% a los varones: 68,3% versus 53,5%.
A esta “brecha de género invertida” se agrega además que –según los datos de los últimos resultados de las pruebas Aprender, que se conocieron en marzo pasado– ellas superan a los varones en Lengua, Ciencias Sociales y Naturales.
“Los datos indican que las mujeres llegan en mayor proporción al último año de la secundaria. A su vez, según las pruebas Aprender 2017, tienen un mejor desempeño en Lengua. Con la salvedad del desempeño en Matemática, que refleja una tendencia regional, parecería que su experiencia en la secundaria es más positiva que la de los varones”, analiza por su parte Ignacio Ibarzábal, director ejecutivo del OAE.
Según se desprende del informe, de los estudiantes que ingresan a primer año, cada ocho minutos uno se queda en el camino. Los datos oficiales más recientes dan cuenta de que, de los 724.731 estudiantes que entraron a primer año en 2011, solo 439.615 llegaron a completar su último año en 2016.
“Tenemos una escuela en la que, en muchos casos, nadie logra ver anticipadamente a estos chicos que pelean, que no pueden, como para hacer algo para ayudarlos. Las aulas se van vaciando, y nadie reacciona para afrontar el problema colectivamente”, dice Gustavo Iaies, director del CEPP y Eseade.
En promedio, son 57 mil los jóvenes que dejan su curso –es decir, abandonan o repiten– cada año. “Estamos acostumbrados a escuchar que poco más de la mitad de los alumnos termina el colegio secundario en tiempo y forma, pero estas cifras nos permiten dimensionar de qué se trata esto: la secundaria es el nivel más crítico del sistema educativo, el que presenta los dilemas y desafíos más urgentes. La clave está en poner el foco allí para contar con un diagnóstico preciso y realista, que nos permita estudiar qué pasa realmente con esos alumnos que abandonan”, agrega Ibarzábal.
Entornos. El informe, al que se puede acceder a través de la plataforma interactiva que el Observatorio presentó esta semana (argentinosporlaeducacion.org), determina que las trayectorias educativas se ven fuertemente condicionadas por el nivel socioeconómico de los alumnos: en los sectores más pobres, solo cuatro de cada diez estudiantes son los que logran llegar al último año. Las escuelas rurales, por su parte, también tienen un porcentaje similar, mientras que en las escuelas urbanas se gradúan siete de cada diez alumnos.
El viernes, el ministro de educación francés, Jean-Michel Blanquer, dijo en un encuentro con periodistas en Buenos Aires que “el sistema debe trabajar para acortar brechas, borrar inequidades, y el Estado debe ser garante de que eso suceda”. Se refería a su país, pero bien podría aludir al aún muy desigual sistema argentino.