Pese al frío y las ráfagas intensas de viento, unas 10 mil personas se reunieron ayer en la plaza Vaticano, junto al Teatro Colón, para disfrutar del concierto al aire libre del prestigioso director de orquesta Daniel Barenboim. Al frente de la Staatskapelle de Berlín, el reconocido maestro argentino deleitó a los asistentes con un concierto sinfónico que duró cerca de 40 minutos interpretando obras de Gioachino Rosini, Johannes Brahmms y Piotr IIich Tchaikovsky, para el segmento de los bises.
Esta presentación del creador de la West Eastern Divan Orchestra forma parte de la quinta edición del Festival Barenboim. Un ciclo que se destaca no solo por la calidad de las obras que interpreta, sino también por el gran poder de convocatoria del maestro, quien ya se presentó a sala llena en el Teatro Colón y en la sala sinfónica del CCK. El festival culmina mañana con la ópera Tristán e Isolda en el Colón.
“Este es un precioso regalo para todos los porteños. Estamos muy abocados en que más personas conozcan la ópera, el ballet y los conciertos, y que puedan disfrutar de esta calidad artística”, afirmó María Victoria Alcaraz, directora del emblemático teatro.
Experiencias. Si bien el inicio del concierto estaba pactado para las 14, desde temprano los asistentes colmaron las 2.500 butacas instaladas frente al escenario. El resto del público se conformó con disfrutar, y ovacionar a Barenboim y a la orquesta alemana del otro lado de la valla, sobre la calle Cerrito, a través de las dos pantallas que se instalaron en esa arteria.
“Armados” de bufanda, guantes y hasta el equipo de mate David y Analía llegaron una hora y media antes para asegurarse una buena ubicación. “Nos parece una muy buena idea que se realicen este tipo propuestas culturales gratuitas. Es una forma de que todo el mundo pueda acceder a este tipo de música académica”, aseguró el joven.
En la primera fila Lourdes se mostraba ansiosa por el concierto. “Ver a Barenboim es una inspiración muy fuerte para mí, ya que estudio y toco el chelo. Son oportunidades únicas que trato de no perderme”, señaló la joven, que llegó a las 11 de la mañana para asegurarse su ubicación. Daniel y su hijo Ian, de 8 años, también llegaron temprano. “Lo invité a ver un concierto de verdad, en vivo. Durante la semana le expliqué quién era Barenboim, y lo que representaba como músico en el mundo”, afirmó el vecino de Parque Chacabuco.
La espera tuvo su retribución. A las 14 en punto músicos y director ingresaron al gran escenario montado en la plaza para dar inicio al concierto. Luego de una breve presentación, Barenboim explicó su decisión de realizar unos cambios en el repertorio, debido al viento que cruzaba la plaza de lado a lado y afectaba el sonido de los instrumentos. Aceptadas las disculpas con un fuerte aplauso, el público disfrutó de casi una hora de concierto. La jornada culminó con una ovación de pie al maestro y a los músicos de una de las orquestas más antiguas del mundo.