Cuando vieron a su hermano mayor levantar pesas, los mellizos Federico y Oscar (9) quisieron imitarlo. Por eso, le pidieron a su madre que los llevara al entrenamiento. Ellos son dos de los chicos que asisten a la Escuela de Pesas del Municipio de Lomas de Zamora, donde desde los 7 años se entrenan en esta disciplina olímpica y aprenden el deporte junto a los adultos.
“La escuela comenzó siendo para mayores de 16. Fue ahí cuando empezamos a ver que podíamos entrenar a chiquitos, aunque en Argentina aún era algo nuevo y controversial”, cuenta Abel Matías Muñiz, entrenador del lugar. “En 2010 empezamos a bajar la edad a los 12, y al año siguiente ya vinieron dos chicos de 6 que veían a su hermano y querían empezar. A partir de ese momento, el tema de las pesas para chicos empezó a funcionar”, comenta.
Hoy asisten a la escuela chicos de entre 6 y 8 años. Entrenan en los mismos grupos que los adultos de 30, pero con pesas especialmente diseñadas para ellos: las fabrican con caños de gas, tubos de pvc y discos de polipropileno, y llegan a pesar entre 2,5; 5 y 10 kilos.
A pesar del crecimiento de la versión infantil de esta práctica, los médicos la cuestionan y advierten sobre posibles riesgos. “Lo ideal es que comiencen con ejercicios de fuerza recién después de los 16 o 18 años, con poco peso, porque antes pueden dañarse los cartílagos de crecimiento, que son los que hacen que crezcan los huesos”, explica Mabel Susana Rosso, jefa de Pediatría del Hospital Eva Perón de San Martín .
“Siempre trabajan con poco peso, la idea es que aprendan la técnica y cómo se levanta”, explica el profesor. El entrenamiento es variado: en verano, tienen una clase semanal de tres horas, donde realizan juegos en la pista de atletismo, ejercicios de fuerza, y media hora de levantamiento olímpico de pesas. En invierno, sólo quedan los que se entusiasmaron con el deporte, y el trabajo se intensifica: tres veces por semana y con uno o dos kilos extra.
Maricruz Pereyra, la mamá de los mellizos, dice estar superconforme con el entrenamiento: “A ellos les encanta. Siempre los acompañé y veo que nunca levantan un peso excesivo ni hacen algo que los vaya a perjudicar. Además, cualquier deporte puede ser peligroso: la clave es llevarlos a lugares donde sepan enseñar”, indica.
Para Hugo Zlatkis, traumatólogo infantil de la clínica Santa María, el momento para comenzar es en la última fase de la pubertad. “En esa instancia, el cuerpo está finalizando el período de desarrollo y se encuentra receptivo para someterlo a un trabajo de carga con peso, con resultados excelentes. Pero antes, en la infancia, los huesos del chico todavía son maleables y una carga puede deformarlos o ser perjudicial”, explica a PERFIL.
Muñiz reconoce esta polémica alrededor de las pesas y admite que los padres llegan con dudas, aunque asegura que, realizado con cuidado, el entrenamiento es totalmente inofensivo: “Hay mucha desinformación entre los médicos, y la gente en general que no conoce el deporte lo confunde con el fisicoculturismo o el crossfit. El levantamiento de pesas se basa en la habilidad, la coordinación y la flexibilidad, no sólo la fuerza en sí”, aclara.
Los menores de 12 años tampoco participan de las competencias por categoría, sino de muestras en las que todos salen premiados. “Como suben al podio y reciben medallas, eso los motiva”, cuenta Pereyra.
Una discusión similar se da con los entrenamientos de tipo militar como bootcamp y el crossfit (ver recuadro), que ya se dicta para chicos desde los 5 años en algunos gimnasios porteños. “Son todas prácticas extremas, que no es conveniente que realicen los chicos”, sostiene Zlatkis.