Chicos que aprenden a esquiar

Tanta ropa encima, más el casco, las duras botas y las patas de esquí. No es difícil sentirse torpe al moverse. Un detalle que a los más pequeños les importa poco. Sobre todo cuando de divertirse en la nieve se trata.

En la escuelita de esquí de Las Leñas, llamada Jardín de Nieve, a los niños de tres a cinco años se los ve cómodos a pesar de llevar puesto tanto abrigo. Dibujan un rato, cantan canciones, conversan entre ellos, hasta que a las 9.30 el o la profe los lleva a aprender a esquiar. Entonces forman fila, salen a la nieve, se resbalan y caen (pero no les importa ni quieren ser ayudados a levantarse), toman sus diminutos esquís (que llevan su nombre) y salen a la cancha, o a la pista, para ellos da igual.

En la nieve es fácil identificarlos por sus cascos y unos chalecos amarillos, mientras su profe les indica cómo deslizarse sin resbalar y caer, cómo frenar y cómo hacer avioncito mientras cantan una canción infantil (alzando los brazos hacia ambos costados, a modo de las alas de un avión, mientras esquían por alguna de las pistas verdes, es decir, las más suaves).

"A través de juegos y diversión, les vamos incorporando trabajos de progresión técnica para que puedan aprender a esquiar. No es difícil enseñarles, porque los chicos a esta edad incorporan fácilmente cosas nuevas, no tienen mucha conciencia del peligro, ni tienen miedo", cuenta a Perfil.com Alejandra Arcaná, encargada del Jardín de Nieve.

La primera semana de la temporada en Las Leñas, que comenzó el lunes 4 de julio, habían cerca de 70 niños en la escuelita. Y todavía no habían empezado las vacaciones de invierno en Buenos Aires, que precisamente comienzan hoy. Para las próximas dos semanas, por caso, calculan que unos 300 chicos, de entre 3 y 12 años, asistan a la escuela para aprender a esquiar.

Pero también hay una guardería para niñitos de 0 a 3 años, llamada Baby & Mini Leñas, donde también salen a jugar en la nieve. Los chicos de 6 a 12 años, en tanto, son llamados Olimpos, y disponen de los jueves para hacer su gracia ante sus papás y familiares, que los aplauden extasiados: hacen una bajada nocturna de una de las pistas azules (es decir, de dificultad intermedia), provistos de una linterna sujetas a sus cabezas. Un verdadero espectáculo de luces bajando por la montaña.

* De la redacción de Perfil.com