George Harrison fue el primer Beatle en tener una mansión –Friar Park– completamente a prueba de fans. Una fortaleza inexpugnable, rodeada de muros altísimos. Elvis Presley tuvo en su legendaria Graceland (hoy museo) un refugio de estilo arquitectónico tradicional, custodiado por altísimas rejas. El rey del pop, Michael Jackson, convirtió su mansión, Neverland, en una especie de parque de diversiones personal, donde había más personal de seguridad que de limpieza. Históricamente, las más grandes estrellas han tendido a resguardar su privacidad detrás de altos muros, rejas infranqueables y custodios del tamaño de una heladera con freezer.
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