Ante situaciones de extrema peligrosidad para nuestros niños, deberemos adoptar mecanismos de prevención que les permitan reconocer el peligro, aunque no estén aún preparados psicológicamente para ello.
Desde lo práctico, deberá tenerse en cuenta el contexto externo al que podrían ser expuestos los pequeños, en especial si pensamos en que los posibles agresores son individuos con un marcado trastorno psicopático, imposibilitados de respetar normativas sociales, aunque en apariencia parezcan normales. No existen parámetros lógicos que podamos incluir, capaces de anticipar este tipo de ataques, ya que se rigen por parámetros anómalos y subjetivos.
Es muy importante educar a nuestros hijos desde pequeños, incluso desde la salita de tres. Enseñarles la importancia de cuidar su cuerpo y hacerse respetar, y no invadir en exceso el espacio corporal de los otros. Pero, sobre todo, contar todo lo que ocurra a mamá y papá. En este punto, es fundamental no incluir la culpa como devolución del relato infantil. Muchas veces el niño vuelve a ser víctima, luego de sufrir un abuso, del adulto que lo escucha.
La confianza básica es uno de los puntos constitutivos de la personalidad del menor. Siendo pequeño, el niño empieza a buscar intuitivamente en los extraños similitudes, gestos y modos de su mamá. Es la manera que tiene para establecer los primeros lazos de confianza con personas ajenas al entorno familiar.
Para un chico, cualquiera que lo trate bien le despierta confianza. Pero no está preparado para interpretar el engaño.
En el caso de los pedofílicos, y más aún de los asesinos de criaturas, nos encontramos ante la mayor de las aberraciones que pueden existir, por lo que no hallaremos una lógica que nos permita anticiparlas.
Ante esto deberemos extremar la protección de nuestros hijos, pero brindándoles seguridad en sí mismos. Esto que parece una antinomia, tiene su explicación: la seguridad que papá o mamá les transmita a sus hijos les servirá de modelo identificatorio para construir su propia identidad y su autodefensa.
* Psicólogo especializado en niños y adolescentes. Ex jefe del Departamento de Psicología de la Fundación Dr. Mario Socolinsky.