Los rumores que circularon ayer de un posible cierre del Zoológico de la ciudad de Buenos Aires fueron desmentidos esta mañana por el director del predio, Gabriel Aguado, quien no obstante admitió la necesidad de “transformar” el lugar debido a la “falta de inversión” de las gestiones anteriores.
El titular de la institución cargó contra sus predecesores en el cargo por las condiciones en que se encuentra actualmente. “Las concesiones anteriores no hicieron las inversiones. Por suerte, en octubre hubo un redireccionamiento de la inversión, y el dinero de la concesión se va a invertir en concepto de la exhibición de animales”, puntualizó.
El funcionario también descartó un posible traslado del zoológico, que existe desde 1875. “Es imposible una mudanza, porque es una donación por cargo. Cuando se efectuó, se hizo con el propósito de que se instale el zoológico. En 1979 se lo quiso mudar al parque Almirante Brown, y no se pudo hacer por esa razón”, explicó.
Aguado reconoció que el zoológico, declarado Monumento Histórico Nacional, no posee las dimensiones adecuadas, pero argumentó su permanencia de una forma curiosa: “Los recintos deberían ser mucho más grandes. Pero hay que respetar lo que en su momento fue una concepción que se basó en el desconocimiento de las necesidades de los animales”. Sin embargo, reconoció que, si hubiera que construirlo hoy, no estaría ubicado en el lugar en que se encuentra actualmente.
Dudosas condiciones
A las crecientes críticas que rodean al concepto de mantener animales salvajes de otro hábitat en cautiverio, el zoo porteño cuenta con antecedentes inmediatos que ponen en duda su capacidad de mantener sus ejemplares. En el año 2012 fue resonante el caso de Winner, el oso polar que murió a causa de una hipertermia durante días de intenso calor.
En octubre pasado, la polémica giró en torno a la muerte de una jirafa que había sido trasladada a Río Negro, pero que pereció por la falta de adaptación al nuevo ambiente.