SOCIEDAD
entrevista al infectólogo y creador de Fundación HuÉsped

Día Mundial del Sida: “Más del 30% de los diagnósticos son tardíos”, advierte Pedro Cahn

Según los datos más recientes del Ministerio de Salud de la Nación, en nuestro país hay 140 mil personas portadoras del VIH. Cada año, además, se regitran unos 5.300 nuevos casos. Lo más complejo, según el reconocido referente global en este tema, Pedro Cahn, actual director científico de Fundación Huésped, es que el 13% de las personas que hoy viven con VIH aún no lo sabe. Y destaca que cuando se hace el tratamiento el portador puede tener una calidad y una expectativa de vida similares a las de una persona que no tiene el virus. Cuáles son sus propuestas para mejorar la epidemiología de esta enfermedad y disminuir los casos.

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Cahn. Atendió a uno de los primeros pacientes de sida en Argentina. | cedoc

Ayer se recordó en todo el mundo un nuevo Día Mundial del VIH/Sida, una fecha que, desde hace ya más tres décadas, propuso la Organización Mundial de la Salud para concientizar sobre la necesidad de luchar contra esta patología. En Argentina los primeros casos fueron identificados en 1982, y –desde entonces hasta hoy– la cifra creció hasta los 140.800 casos registrados (2022). El otro dato es que, año tras año, se suman 5.300 nuevos portadores.

En estas cuatro décadas del VIH/Sida cambiaron muchísimas cosas. La esencial es que, de ser una enfermedad mortal con un pronóstico de muy pocos años de vida para el paciente, se transformó en una patología crónica. Y sus portadores –adecuadamente testeados y medicados– hoy disfrutan de una calidad y una expectativa de vida similares a quienes no lo tienen.

Otras cosas también evolucionaron, pero menos: de ser fuertemente estigmatizante y asociada a la homosexualidad, pasó a ser entendida como una patología de contagio por relaciones sexuales sin uso de preservativo. Y si bien la situación de estigma mejoró en algo, no desapareció del todo.

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Uno de los infectólogos que trabajaban en el Hospital Fernández de la Ciudad de Buenos Aires a fines de los años 80 era Pedro Cahn. Entrevistado por PERFIL, este experto recuerda que atendió al que luego sería uno de los primeros pacientes de sida en 1982. Vale recordar que esa enfermedad era prácticamente desconocida. De hecho, había sido descripta médicamente por vez primera en julio de 1981, en Estados Unidos. Desde ese momento hasta hoy, Cahn es sinónimo de vanguardia en la lucha contra el sida, se convirtió en un referente global del tema y sigue muy activo en esta movida, a través de la Fundación Huésped, de la que es creador. PERFIL lo entrevistó para repasar la situación y las novedades de esta patología.

—¿Cómo está hoy en este tema?

—El número importante es que se contagian unas 5 mil personas por año, en forma estable. Y mueren entre 1.000 y 1.500 personas. Eso pese a que hoy es una patología prevenible, pero todavía se contagia. Y es tratable, pero sigue muriendo gente. Esto ocurre porque el sistema de salud está “pescando” y atendiendo a los destinatarios dentro de la “pecera”. Demasiada gente no sabe que es portadora y no busca diagnóstico ni tratamiento, y el sistema no la busca. Eso genera otro problema.

—¿Cuál?

—Que seguimos llegando tarde: más del 30% de los diagnósticos de VIH hoy son tardíos. Y eso tiene consecuencias. Por ejemplo, los tratamientos son menos exitosos y el enfermo sufre más patologías oportunistas como neumonías o meningitis. Además, tal vez estuvo contagiando a otras personas sin saberlo y sin cuidarse. Por otra parte, quienes llegan ya enfermos le “salen” mucho más caros al sistema. O sea que un diagnóstico temprano redundaría en una mayor economía en los gastos de este rubro.

"No estamos saliendo a buscar a la gente para que se testee"

 

—¿Por qué llegamos tarde? 

—Hay varias razones. Una importante es que muchos colegas siguen sin incorporar el hábito de pedirles a sus pacientes un test de VIH. Vas al clínico o al cardiólogo y rutinariamente piden un análisis de glucemia, colesterol, etc., etc. Pero no sugieren un VIH. Esto es importante para confirmar que sean negativos. Y si son positivos –cifra menor al 0,5% de la población argentina– podrían iniciar el tratamiento de inmediato, que es lo mejor para todos.

—¿Cómo es eso? 

—Hoy una persona bien medicada durante al menos seis meses, con los tratamientos gratuitos que tenemos, baja su nivel de carga viral hasta lo indetectable. En ese estadio ya no se puede transmitir el virus a otros. O sea, se corta la cadena de contagios. Esto es un cambio radical en la perspectiva infectológica y de salud pública.

—¿En qué sentido?

—En que hoy una persona tratada no necesita usar el preservativo para prevenir el VIH. Sí sigue siendo clave usarlos para evitar otras enfermedades de transmisión sexual (ETS), como sífilis, gonorrea o HPV. Vale la pena recordar que todas estas patologías están registrando un aumento importante. Pero volviendo, los VIH positivos pueden dejar de usarlo al menos por ese tema con, por ejemplo, una pareja que no sea portadora.

—¿Cuáles son hoy las principales formas de contagio?

—Una que persiste es la transmisión vertical al momento del nacimiento de una madre portadora. Todavía hay un 4% de ese tipo de contagios. Pero lo peor es que, con los tratamientos disponibles, estos contagios ya deberían estar descartados o por debajo del 2%, cifra considerada de control. Obviamente, la principal forma son las relaciones sexuales sin protección. En Argentina la mayor concentración de casos se da por relaciones entre varones. Los que ocurren por compartir jeringas son, por suerte, muy pocos.

"En tratamientos, la tendencia es tener más opciones de terapias de larga duración"
 

—¿Qué se viene en materia de tratamientos?

—Hemos recorrido un largo camino. De las veinte pastillas diarias de hace unos años, hoy se lo trata con apenas una o dos. Y los cambios siguen: en EE.UU. y en Europa ya está aprobada una nueva opción inyectable, que pronto llegará a la Argentina, y que combina dos drogas. Lo bueno es que se inyecta solo una vez cada dos meses. O sea, con apenas seis inyecciones anuales podemos controlarlo. Y ya hay otras moléculas que servirán para tener a raya la enfermedad con una única toma cada seis meses. O sea, la tendencia es tener más opciones de terapias de larga duración, con menos tomas o inyecciones que, incluso, podrían ser hechas como implantes subdérmicos. Todo eso facilitará más todavía los tratamientos.

 

Qué nos falta por hacer

“En el mundo tenemos todavía”, según Cahn, “dos grandes talones de Aquiles con el tema VIH/sida. Uno es el testeo. No estamos saliendo a buscar a la gente para que se testee. Y la gente no va a hacerlo si los médicos no lo piden. No hay, además, sitios o centros de testeo adecuados, ni accesibles, ni atienden en horarios cómodos para muchas personas. Por ejemplo, ¡no abren los fines de semana! Deberíamos también tener centros de ese tipo abiertos por la noche, fuera de los horarios de trabajo habituales. Es un problema del sistema de salud que solo atiende a los que tienen tiempo y disponibilidad. Así pasa que la gente llega tarde al diagnóstico. Además, hay pocas campañas de concientización activas. Por eso el mensaje central es que todas las personas deberían hacerse, al menos una vez en la vida, un test de VIH. Y luego eso se repetirá en función de su actividad sexual. Además, esto se puede hacer de forma inteligente. Por ejemplo, abrir más centros de atención primaria donde la gente pueda hacerse un test de VIH, y también tomarse la presión y medirse la glucemia. Debemos también capacitar mejor a los médicos para que de todas las especialidades hablen del tema con sus pacientes.