SOCIEDAD
trastorno explosivo intermitente

“Efecto Suárez”: los ataques de ira se dan más entre los hombres

Especialistas dicen que los varones tienen una mayor pérdida de control y dificultad para manejar los impulsos. Situaciones como ésta se dan en momentos cotidianos, atravesados por fuerte estrés o frustración.

Diente por diente. Un turista juega con la imagen de Suárez en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro.
| AFP

La mordida que el jugador uruguayo Luis Suárez le dio a un rival despertó sentimientos encontrados de indignación, apoyo y burlas, que en las redes sociales se plasmaron en comentarios y fotomontajes con la imagen del futbolista y sus dientes.
Ayer, luego de que el futbolista volviera a su país (donde fue recibido como un héroe) tras ser expulsado de la Copa del Mundo, su abuela lo excusó y dijo que siempre había sido “buenito” pero “calentón”.  Y el propio presidente José Mujica salió a defenderlo, cuando se refirió a él como “ese muchacho genial que tiene la inteligencia en los tobillos, brillante en la cancha”, pero que “no pudo soportar una calentura”. El psicólogo uruguayo Pablo Martínez comentó que el delantero fue tratado por la ira en una oportunidad anterior, como consecuencia de otra reacción similar.
Expertos analizan el “caso Suárez” y explican que las situaciones en las que se producen momentos agresivos o ataques de ira, en las que una persona no logra controlar sus impulsos, no se dan sólo en el ámbito del deporte o la alta competencia. Dicen que afectan más a los hombres que a las mujeres, y que pueden darse en los momentos más cotidianos de la vida que se vean atravesados por situaciones de frustración o fuerte estrés.
“Las expresiones de agresividad son inherentes a nuestra condición humana, y forman parte de nuestros procesos de conducta, que se controlan por una adaptación a las normas”, explica el médico psiquiátrico Roberto Ré. Para él, este tipo de reacciones violentas se producen ante situaciones frustrantes, donde el humor cambia y la impotencia hacia un resultado o una decisión puede resultar en “una reacción emocional” que se va a expresar de maneras distintas según la persona. Pero aclara que “una cosa es la agresividad natural de la condición humana, controlada por normas y leyes, y otra es la ausencia de éstas que, al no controlar una determinada respuesta, presentan una situación de violencia”.
Una pelea entre vecinos, el caos del tránsito o una discusión en el trabajo pueden provocar reacciones incontrolables, que algunos definen como  “trastorno explosivo intermitente”. En países como España o Estados Unidos existen programas para aprender a controlar la ira.
La pérdida de control en una persona puede producirse por varias razones. Puede deberse a una cuestión biológica, en la que la parte del cerebro que controla los impulsos no fue bien desarrollada por algún motivo; o a que se vive en contextos sociales en los que se estuvo expuesto a situaciones violentas, como explica el psicólogo Fabio Otamendi, para quien el tema de la crianza “es fundamental”. Ayer, la abuela de Suárez hizo referencia a la infancia complicada del jugador, al divorcio de sus padres y a las privaciones que tuvieron.
En la mayoría de los casos, estas reacciones afectan más a los hombres que a las mujeres. “Es biológico, los hombres tienen más testosterona, impulsividad, y con la edad se pueden volver más violentos”, aclara Otamendi.
Para frenarlos se debe tener una visión para adelante, previendo las consecuencias que resultan después. Por ejemplo, si un empleado se pelea con otro tiene que entender que van a seguir trabajando juntos; o si el problema es con un vecino, que se van a volver a cruzar.
“Frente a un ambiente de presión, de adrenalina, hay un factor o característica de la personalidad que produce un efecto explosivo, que se da en una persona en un momento determinado. Puede tener características psicológicas, o puede ser un factor químico, como la cantidad de adrenalina que la persona tiene en el cuerpo, el que los provoque”, agrega el psicólogo especializado en terapia cognitiva Santiago Gómez. Y sostiene también que si bien  en todo momento la mayoría de las personas están expuestas a situaciones de estrés, no todos reaccionan así, ya que si bien todos pueden tener enojos o pensamientos negativos, la clave está en poder ejercer autocontrol frente a los impulsos.

Un acto primitivo
El caso de Luis Suárez no es el único hecho violento a nivel deportivo que causó semejante repercusión. Otros reconocidos personajes del deporte, como el boxeador Mike Tyson y el futbolista francés Zinedine Zidane, tuvieron sus momentos explosivos que quedaron en la memoria de todos.
Tyson mordió en 1997 a su contrincante Evander Holyfield, a quien le arrancó parte de su oreja durante una pelea. En tanto, Zidane –por entonces estrella de la selección francesa– le pegó un cabezazo al italiano Marco Materazzi, que lo había insultado, y también le valió la expulsión del Mundial de Alemania 2006.
“La reacción de morder es una cuestión primitiva que tiene que ver con la etapa oral canibalística, que es cuando a un chico le salen los dientes y empieza a morder, porque  le genera placer. Esto, llevado al caso de un adulto, es una descarga de violencia muy fuerte”, dice el psicólogo Fabio Otamendi, que también pone el foco en la falla del control de impulsos. “El hecho de morder tiene que ver con un acto primitivo y sádico, donde se siente un placer muy grande al descargar la violencia de esa manera. Cuando se dan casos así, se trata de una patología”