En un horario inusual para un sábado, ayer por la tarde la Basílica del Santísimo Sacramento se vistió con enormes bouquets de rosas blancas para recibir a los novios y más de 300 invitados. Es que no era un casamiento cualquiera, sino el de Sebastián Bagó hijo, uno de los herederos del imperio de los laboratorios, y la modelo Roxana Zarecki, que coronaron así cuatro años de noviazgo.
Acompañada por su padre, de impecable jacket gris oscuro y flor blanca en el ojal, quien fuera parte del staff de Pancho Dotto –además de abogada, periodista y en sus ratos libres entrenadora de leones y tigres en el Zoológico de Luján– llegó impuntualmente elegante como toda novia, a las 16:30 –aunque en la invitación decía que lo haría media hora antes–, a bordo de un Mercedes-Benz negro.
Enfundada en un bellísimo vestido blanco con corset drapeado y falda al cuerpo integramente bordada a mano –creación exclusiva de Gabriel Lage–, Roxana sorprendió con un velo de tul larguísimo cornado por una tiara diseñada especialmente para ella. Y siguiendo la tendencia de Carla Bruni, Michelle Obama y Juliana Awada, la modelo lució un calzado de taco mínimo con transparencias, para no desentonar con la altura de su flamante marido. Por cábala, también se puso una cinta de raso colorado en el tobillo derecho.