Guido Carlotto nació en el Hospital Militar Central Cosme Argerich el 26 de junio de 1978. Su madre, Laura Carlotto, fue asesinada dos meses después, el 25 de agosto de ese año. En 1985, su madre, Estela Barnes de Carlotto, recuperó los restos de la joven. El padre de Guido, Oscar Montoya, un militante montonero de Caleta Olivia, había sido fusilado poco antes, cuando llegó junto a Laura al centro clandestino de detención de La Cacha.
Pero Guido no sabría esto hasta hoy, cuando se conoció el resultado positivo de su prueba de ADN. Hasta ayer, y pese a las dudas sobre su identidad, sólo sabía que había nacido en 1978, que su nombre era Ignacio Hurban, un pianista de Olavarría.
"Pianista, compositor y arreglador, nació en Olavarría en 1978. A los doce años de edad comenzó sus primeros estudios que ha efectuado de manera ininterrumpida los que continua al día de la fecha, tras unas pocas lecciones de teclado en su pueblo natal (Colonia San Miguel)", reza su biografía, publicada en su sitio web.
Según el texto, Hurban continuó en Colonia San Miguel hasta los 14 años, cuando "emigra a Buenos Aires a seguir con su formación, allí ingresa al IMMA (Instituto Municipal de Música de Avellaneda) pero paralelamente en la búsqueda formativa se encuentra con numerosos músicos que le fueron docentes".
"A su vuelta a Olavarría continúa sus estudios clásicos en el conservatorio 'Ernesto Mogávero' de esa ciudad. Hace ya varios años que se desempeña como docente allí y además es actualmente el director de la escuela de música 'Hermanos Rossi de Olavarría' ha editado varios discos y ha efectuado numerosas colaboraciones con artistas a lo largo de todo el país", completa el texto.
Hurban no se enteró de que era hijo de detenidos-desaparecidos hasta hoy. Pero llaman la atención sus referencias a la última dictadura. Para el 24 de marzo, por ejemplo, compuso y publicó un tema llamado "Para la memoria": "Cargando en ancas los hombros se van quedando los años, no se han cerrado las puertas ni las heridas de antaño". La presentó luego en el ciclo "Música para la identidad", que precisamente promueve Abuelas.
También es llamativo un mensaje que escribió en su cuenta de Twitter el 8 de agosto de 2012, cuando Abuelas encontró al nieto número 106. "'Las mejores cosas de la vida, no son cosas' #Nieto106", afirmó.
