Como cada 31 de julio se celebra a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, orden a la que pertenece el Papa Francisco.
Todos los años desde su llegada a Roma, Bergoglio venía realizando eventos especiales pero en este 2020 signado por la pandemia debió reducirlo a un mensaje en su cuenta de Twitter @pontifex_es en el que escribió que “que San Ignacio nos enseñe la humildad que nos hace conscientes de que no somos nosotros quienes construimos el Reino de Dios”.
Agregó además que “es siempre la gracia del Señor que actúa en nosotros, frágiles vasijas de barro en las que hay un tesoro inmenso que llevamos y comunicamos”.
En 2019, el Pontífice recordó el 31 de julio al fundador de la Compañía de Jesús y señaló que San Ignacio de Loyola “cuando era un joven soldado pensaba en su propia gloria; pero luego fue atraído por la gloria de Dios, que dio sentido a su vida”.
Además, en 2017 el Papa Francisco recordó a San Ignacio de Loyola e invitó a dejar “que el Señor Jesús nos conquiste y, guiados por Él, pongámonos al servicio del prójimo”.
En su primer año de Pontificado había presidido una misa el 31 de julio de 2013 en la iglesia romana del Gesù junto a más de doscientos jesuitas. En su homilía, el Papa propuso reflexionar sobre tres conceptos: poner al centro a Cristo y a la Iglesia; dejarse conquistar por Él para servir y sentir la vergüenza de nuestros límites y pecados para ser humildes ante él y ante los hermanos.
La fecha coincide también con la realización de la Jornada contra la Trata de la que el Papa Francisco participó con el siguiente mensaje:
“En medio de esta dramática y persistente situación de mercantilización que es la trata de personas, en sus múltiples formas – continúa el texto – el Santo Padre los anima en su compromiso por la erradicación total de esta plaga. Asimismo, los alienta en su empeño para que sigan trabajando en el rescate de los supervivientes y colaboren decididamente en la construcción de sendas que conduzcan al bien común y la realización plena de la vida humana”. El mensaje concluye con la Bendición Apostólica y la invocación a Nuestra Señora de Luján, Patrona de Argentina.