SOCIEDAD
HACE 28 AÑOS

El rey que renunció al trono para no firmar la despenalización del aborto

Muy popular en Europa, Balduino de Bélgica se negó a hacerlo por miedo a "una disminución sensible del respeto de la vida de aquellos que son más débiles".

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Balduino I reinó en Bélgica entre 1951 y 1993. Casado con Fabiola de Mora y Aragón, no tuvo hijos. | AFP

El rey Balduino de Bélgica murió hace 25 años y todavía es el más popular y querido monarca que tuvo su país. Se mostró como un rey ejemplar cuando la monarquía tambaleaba tras el desatroso reinado de su padre, se volvió popular cuando se casó por amor con una española y se volvió querido al mostrarse cercano a los pobres y víctimas de la injusticia. Pero hubo un momento en su reinado en que los ciudadanos belgas se cuestionaron su capacidad para reinar, cuando se negó a aceptar la legalización del aborto.

En una monarquía como la belga, donde el papel del rey está estrictamente limitado y todo el poder recae en los ministros, el asunto fue un verdadero tormento constitucional. Como jefe de Estado, Balduino I estaba obligado a promulgar todas las leyes que fueran aprobadas por el Parlamento, incluso las que no le gustaban, y jamás tomar partido por una causa que dividiera a la sociedad belga. Sin embargo, extremadamente católico -y ahora se asegura que va a camino a ser beatificado- provocó una crisis gubernamental al manifestar que jamás aceptaría la despenalización de la interrupción del embarazo.

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La reina Fabiola tuvo cinco abortos naturales.

Profundo católico y moralmente contrario al aborto, había explicado que "su conciencia no le permitía firmar la ley" y meses antes, en su discurso de Navidad, recordó que todos los niños merecen especial protección y cuidado, y ello "incluye los derechos del no nacido". Cuando en los años 70 se confirmó que Balduino y la reina Fabiola no podrían tener hijos, el monarca hizo referencia a esta pena diciendo: "Muchas veces nos preguntamos por el sentido de este sufrimiento, pero poco a poco fuimos comprendiendo que nuestro corazón estaba así más libre para amar a todos los niños, absolutamente a todos".

En una carta el rey explicó al gobierno el serio problema de conciencia que sostenía frente al aborto: "Temo que esta ley sea comprendida por una gran parte de la población como una autorización de abortar durante las doce primeras semanas después de la concepción. Me inspira también grave aprensión la disposición que prevé que el aborto podrá ser practicado después de las doce primeras semanas, si el niño por nacer estuviera aquejado de 'una afección de especial gravedad y reconocida como incurable en el momento del diagnóstico'. ¿Se pensó en la impresión que tal disposición puede hacer a los minusválidos y sus familias? En resumen, temo que este proyecto provoque una disminución sensible del respeto de la vida de aquellos que son más débiles".

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Balduino y Fabiola junto a los reyes Juan Carlos y Sofía de España.

Cuando en abril de 1990 la ley de despenalización del aborto fue aprobada en el Parlamento y el Senado belgas, tras un debate que duró 19 años, el rey pidió al Gobierno belga que buscara una solución constitucional a fin de evitar su firma en el texto legal sin crear un vacío de poder. "El Papa de Roma vino a reinar a Bélgica", proclamaron sus críticos. "Ya es hora de que tengamos una república en Bélgica", declaró fervientemente una diputada. "Al retirarse de su papel de rey, quitó todo sentido a la continuación de la monarquía en Bélgica".

Tras una violenta deliberación, en la que se puso en duda la efectividad del sistema monárquico, el Consejo de Ministros se ajustó al artículo 82 de la Constitución y alegando "la incapacidad temporal para reinar del representante de la Corona", Balduino dejó su poder en manos del gobierno. En total, desde 1951 hasta su muerte, Balduino reinó durante 42 años, excepto durante ese lapso de 24 horas en que se quitó la corona por cuestiones religiosas. La promulgación de la ley de aborto fue firmada y publicada por el gobierno y, un día más tarde, Balduino volvió a calzarse la corona (metafóricamente).