SOCIEDAD
ACOSO Y ABUSO EN EL TRABAJO

El riesgo de la honestidad

Los sindicatos no tienen espacios institucionales para tratar esta poroblemática.

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Por lo general, las víctimas de violencia laboral son las que denuncian, las que no hacen la vista gorda a las irregularidades, las que cuestionan o no son “confiables” para el mantenimiento de un estado de cosas. Son portavoces del descontento, tienen iniciativas de cambio o son profesionalmente superiores a los que dirigen o tienen ideas “inconvenientes” como, por ejemplo, pensar que las normas legales o reglamentarias deben cumplirse.

El sistema educativo es enorme, está fuertemente reglamentado y la cultura institucional que prevalece es de tipo jerárquica. Existen liderazgos autoritarios, que alientan temor y/o conductas hostiles al o la “diferente”, así como también el mantenimiento de pequeñas prebendas laborales a cambio de “solidaridad” con la conducción.

Cada caso recibido en Instituciones sin Violencia requiere de un abordaje especial teniendo en cuenta los actores, el contexto, las características de las personas jerárquicamente superiores al victimario, el momento político, las fortalezas y debilidades de las partes, el contexto social.

Se ha avanzado, pero falta mucho. Falta que todos los sindicatos tengan espacios institucionales especializados en esta problemática, de carácter interdisciplinario, al igual que las áreas de Recursos Humanos de los organismos públicos. Falta que haya registros, seguimiento y procesamiento de los datos. Falta que el Estado defina una política de prevención y acción para erradicar la violencia laboral. Seguramente va a ser una sección del futuro convenio colectivo entre los gremios docentes y la cartera educativa.

* Abogada, miembro de Instituciones sin Violencia.