El padre Gustavo Omar Cadenini fue rector de la Basílica de Nuestra Señora de Itatí durante el 2016 y en cada oportunidad que tenía aprovechaba para hablar sobre el flagelo del narcotráfico en esa comunidad. Tanto en sus homilías como en entrevistas periodísticas locales advertía que en esa localidad correntina el narcotráfico se desarrolló como un “cáncer” que empezó como “algo chico” y “se fue agrandando”. Hace menos de un mes, el sacerdote dejó su cargo y fue trasladado a Paraguay. Su nuevo destino se anunció como parte de los movimientos religiosos habituales de la Iglesia, pero esta semana el sacerdote Pánfilo Ortega, que trabajaba con él en la Basílica reveló que “se tuvo que ir por las amenazas narcos”. Esta información surgió luego del escándalo que se generó en Itatí al conocerse la detención de la hija del intendente y el hermano del viceintendente vinculados con el tráfico de marihuana (ver aparte).
Las denuncias del padre Omar. Cadenini tiene 50 años, es parte de la congregación Hijos de la Divina Providencia fundada por Don Orione y asumió la rectoría de la Basílica de Itatí en enero de 2016. En mayo de ese año, se reunió con el papa Francisco en Roma a quien le entregó una imagen de la Virgen correntina.
“La droga mata”, repetía una y otra vez. “El narcotráfico es un cáncer en esta comunidad itateña. Y como todo cáncer, el tráfico de marihuana aquí comenzó siendo algo chico, pero se fue agrandando. La única manera de enfrentar este problema es con educación”, decía el padre a la prensa local en abril pasado. “Me da fastidio que utilicen a los chicos para llevar y traer droga, eso es invertir para el fracaso”, se lamentaba. Pero en diciembre último el padre Omar fue destinado a una parroquia fuera de Argentina y el 20 de enero último asumió la dirección del Cottolengo en Paraguay.
¿Por qué se fue? Según el vicario de Itatí Pánfilo Ortega la razón del nuevo destino estaba vinculada a amenazas narcos. “Debió ser trasladado a otra comunidad porque estaba siendo perseguido por los narcos. Lo quisieron atropellar más de una vez en la ruta porque el padre hablaba de ellos (de los narcos) y les hacía frente desde el altar. Acá o estás de acuerdo con ellos o te despachan”, reveló Ortega. A partir de estas declaraciones, efectuadas a Radio Sudamericana, el sacerdote dejó al descubierto una situación que se había mantenido en reserva.
Eso hizo que desde la Basílica enviaran un comunicado en donde buscaban bajarle el tono a la revelación del sacerdote: “Con respecto a las amenazas que pudo haber experimentado algún sacerdote de nuestra comunidad, se fundan sólo en comentarios que le hicieron llegar al padre Ortega”, dijeron oficialmente.
PERFIL intentó comunicarse con el sacerdote y con autoridades de la Basílica, pero no quisieron hacer declaraciones. Desde la comunidad del Pequeño Cottolengo Don Orione paraguayo informaron a este diario que el sacerdote Cadenini prefería “no hacer declaraciones al respecto”.
“No es novedad lo que pasa acá, todos lo saben y nadie dice nada por miedo”, opinó el padre Ortega. “Ya hace rato que se viene hablando de esto y todo se acentuó más cuando ganaron las elecciones”, dijo en referencia a las autoridades municipales. “‘Cuando ganaron las elecciones, ganaron los narcotraficantes’, decían en el pueblo”, resaltó el sacerdote.
Por su parte, Cadenini aprovechaba las homilías para hablar sobre esta problemática. “En Itatí existe la falta de trabajo y las familias padecen necesidades. Estas condiciones son caldo de cultivo para las organizaciones criminales o de inescrupulosos que se aprovechan de esas necesidades”, expresó en abril pasado en una entrevista al diario Norte. Y agregó: “Para que se dé esta realidad hace falta la connivencia o inacción de los funcionarios que deben controlar, es algo que la comunidad lo sabe. Y esto expresé en la misa de Pascuas cuando me refería –parafraseando al papa Francisco– a los Judas que se venden por treinta monedas”.