Alrededor de la Plaza Cortázar, pero también en toda la zona comercial de Palermo Soho –y en los frentes de las casas particulares que aún quedan en esas cuadras–, vecinos y comerciantes reclaman: los grafitis y pintadas que se reproducen sobre las paredes y persianas se convirtieron, a su pesar, en parte del paisaje.
“Es algo que sucede hace varios años, pero en el último tiempo parece fuera de control, y genera un gasto extra”, cuentan. “Nos pintan las paredes y la persiana. Siempre nos están escribiendo y pegando papelitos. Nosotros tratamos de arreglarlo cada vez por nuestra cuenta, pero enseguida vuelven a aparecer", dice a PERFIL Miguel, encargado del bar Tazz Palermo.
El encargado cuenta que realizaron varias reuniones con otros dueños de bares y locales de la zona para reclamar que el vandalismo esté más controlado: “Con estas reuniones pedimos mayor presencia policial”, agrega.
Para Darío Gigante, titular del Bar Crónico, el problema se convirtió en permanente: “Nosotros debemos pintar varias veces por mes, pero todo eso nos genera un costo adicional. Para los vecinos de las casas particulares, eso es más difícil”, agrega.
Por su parte, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño argumenta que tiene “más de ochenta cuadrillas que recorren todas las comunas de la Ciudad con turnos rotativos. Realizan la limpieza de casas, edificios, puestos de diarios y flores, mobiliario y persianas”.