SOCIEDAD
UNICO EQUIPO ARGENTINO

En Parque Patricios se entrenan para luchas medievales

Un grupo de porteños se reúne todos los fines de semana para practicar deportes del siglo XIII. Galería de fotos

Entrenamiento. Sábados y domingos ocupan parques y espacios abiertos  ante la falta de un predio especialmente preparado para la actividad.
| Gentileza: HMB Argentina.

Por su particular indumentaria o por los golpes secos de sus armas de metal, lo cierto es que nunca pasan inadvertidos. Con armaduras, espadas y atuendos, especialmente diseñados para la ocasión, unos 15 jóvenes conforman un grupo que todos los fines de semana se juntan en plazas y parques porteños para desarrollar una actividad sólo apta para aguerridos y fanáticos: recrear batallas medievales.

Los integrantes pertenecen al HMB Argentina, filial de History Medieval Battle, un organismo internacional que agrupa a todas las asociaciones de “fanáticos” por los deportes de la Edad Media y organiza encuentros mundiales de la disciplina.

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Ante la ausencia de un lugar propio, especialmente dedicado a esta práctica, los “guerreros” argentinos se reúnen en espacios abiertos, como los parques Patricios, Avellaneda y Los Andes o el predio Polo Circo, ubicado en avenida Garay y Combate de los Pozos.

Las obligaciones laborales y personales de cada uno limitan la práctica de este hobby únicamente a los fines de semana. Incluso, para ganar tiempo, algunos viajan en subte o colectivo vestidos de época. “La gente nos pregunta si estamos filmando una publicidad, o somos un grupo de teatro”, cuenta Adriana Di Francesco, una diseñadora gráfica de 31 años y fanática de estas batallas, que pertenece al grupo ARME, Asociación de Recreación Medieval Escandinava.

“Siempre me gustó esa parte de la historia. Empecé como recreacionista de época en 2010. Pero con el tiempo, y a medida que iba conociendo más del estilo de vida medieval, decidí dedicarme de lleno a las competencias deportivas. Son mucho más interesantes y entretenidas”, señala Juan Manuel Chevasco Díaz, impulsor de los deportes del Siglo XIII y militar de carrera.

Todos los elementos que utilizan, incluidas armas y otros objetos de época, son fabricados por ellos mismos, pero siguiendo la reglamentación del HMB. Las espadas no tienen filo y sus puntas son redondeadas. Pesan entre 1,7 y 2,5 kg. El yelmo (casco) es de hierro fundido, lo mismo que la cota de malla (especie de remera compuesta por anillos de metal entrelazados). Para el cuerpo utilizan una protección de lino y cuero, reforzado con estopa de algodón.

También se utilizan para los combates hombreras, coderas y guantes de metal. “Usamos las mismas armas que en el Siglo XIII. Mi equipo, por ejemplo, lo fabriqué en el balcón de mi casa y en el taller de un amigo”, puntualiza Chevasco Díaz.

En competencia. Los integrantes de esta liga deportiva también se presentan formalmente. En 2012, por ejemplo, el grupo participó del Festival Shakespeare, que se llevó a cabo en Polo Circo, con una recreación de época que incluía un combate. En mayo de este año, HMB Argentina vivió su momento más importante desde su fundación, a mediados de 2012: participó por primera vez del campeonato mundial de la especialidad en Aigues Mortes, Francia. “Una experiencia increíble”, como la califican los mismos protagonistas, que conformaron el primer equipo de América latina en competir.

El conjunto nacional que participó del mundial estuvo compuesto por cinco integrantes, cuatro de Buenos Aires y uno de Córdoba, además de la coordinadora, Adriana Di Francesco. “Nos endeudamos por un largo tiempo, pero valió la pena el esfuerzo. Cuando nos invitaron, estaba en EE.UU. y viajé hasta Francia para interiorizarme del torneo. Fui con los últimos dólares que me quedaban...”, recuerda, entre risas, Di Francesco.

En el mundial, la Argentina participó en la categoría cinco contra cinco y enfrentó a República Checa, Italia y el Reino Unido. “Perdimos, era lógico, pero lo hicimos con la frente en alto. Fuimos muy bien reconocidos en el evento, tanto por nuestra entrega como por el esfuerzo”, se emociona Chevasco Díaz.