Triángulos, amantes clandestinos, encuentros fugaces, touch and go... Las infidelidades existen y las hay de todos los sabores y colores. El problema no es sólo el peligro de ser descubiertos, ni el engaño en sí mismo, sino los sentimientos que en ese momento se ponen en juego: ¿Se puede amar a dos al mismo tiempo? Perfil.com indagó sobre el tema con infieles y especialistas. Los resultados, asombrosos.
Mariela F. dice estar enamorada de su marido, pero también de su compañero de trabajo, con quien mantiene una relación oculta desde hace varios meses. Ella asegura que no puede vivir sin uno ni sin el otro, que cada uno llena una parte de su ser, aunque reconoce que no sabe cuánto tiempo más podrá sostener esta doble vida amorosa. “Con mi marido encuentro la compañía y la protección que necesito de un hombre, y con mi colega no sólo tengo buen sexo, sino que descubrí en él alguien con quien compartir mi pasión por la música: ensayamos juntos, conversamos y hablamos de los mismos artistas, algo que con mi marido no puedo hacer porque no sabe ni le interesa”, explica Mariela, de 35 años.
José A. también sostiene dos relaciones al mismo tiempo, pero niega estar enamorado de las dos y dice que eso es algo que le resultaría imposible de sentir. “A mi esposa la amo, es la mujer que elegí para compartir el resto de mi vida, pero con mi amante encuentro toda la satisfacción que necesito en la cama, y tiene claro que sólo somos eso, amantes que se llevan muy bien”, dice, con total desparpajo. Según este abogado de 42 años, si alguna vez sintiera amor por otra mujer significaría que ya no ama a su esposa. Y eso, insiste categórico, “es imposible que suceda”.
“Sí es posible amar a dos al mismo tiempo, lo difícil es sostenerlo en el tiempo”, asegura, por su parte, Pedro Horvat, psiquiatra y psicoanalista miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA). “Amamos al otro por sus valores, por sus características, por lo que sentimos y somos cuando estamos con él. Esto significa renunciar a ciertas cosas de nosotros mismos que no se despliegan cuando estamos con esa persona, aunque hay cosas que sí se despliegan y nos hacen amar”, señala el especialista.
Precisamente, esos otros aspectos de la persona que no concuerdan con la persona amada, pueden encontrar en una tercera persona su satisfacción. Es entonces, según Horvat, cuando se puede llegar a amar por partida doble. “ Uno representa algo de mí y el otro representa otra cosa. No entran en colisión, son amores por satisfacciones distintas. La presencia de uno siempre denuncia la carencia del otro”, aclara el especialista.
Según Horvat, “a veces lleva este doble amor a la ruptura con alguno porque no se soporta la culpa, se decide entonces apostar a un aspecto y no al otro. Pero muchas veces también se mantienen estables, incluso a veces gracias a una de las relaciones se puede mantener la otra”. Y agrega: “Lógicamente esta estabilidad tiene un precio, porque supone un engaño, supone generalmente una relación pública y una secreta. Amar a dos al mismo tiempo no significa ser feliz”. Por ello, destaca el especialista, “un amor adulto está dispuesto a renunciar a las carencias de la pareja que eligió”.(*) redactora de Perfil.com