Un profesor de folklore murió y sus alumnos decidieron homenajearlo de una particular manera. Para darle el último adiós, improvisaron una serie de bailes durante el velorio que se realizó en la localidad tucumana de Simoca. Las imágenes se viralizaron rápidamente.
El 14 de julio, cientos de personas se congregaron para darle el último adiós a José Benito Conteras, de 74 años, reconocido ciudadano del lugar y quien a lo largo de los años dio clases de folklore a los habitantes del lugar, según consignó el portal local de noticias Eltucumano.com.
El hombre llegó a Simoca en el año 1978 y desde entonces se convirtió en un referente de la música popular, tal es así que muchos de los que fueron sus aprendices le dedicaron sentidas palabras. “Qué triste noticia. El folclore Simoqueño de luto. Un gran profesor, el mejor, hombre de mucha humildad sembró muchísimo campo y su cosecha fue muy abundante fue la mejor. Lo vamos a extrañar querido Profe. Mis condolencias a toda su familia”, manifestó uno de ellos.
Contreras comenzó a dictar clases de baile en el Club Social Simoca, el mismo espacio donde fue velado. La cancha principal del lugar fue copada por familiares; amigos; alumnos y vecinos que se acercaron a darle el último adiós.
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En ese contexto Ricardo Contreras, hijo del fallecido, aseguró en declaraciones al mencionado medio: “Aparte de ser el día más duro para mí, hoy mirando lo que fue ese momento es algo grandioso como era de esperarse. La gente lo expresó como él más quería. Él prefería un velorio con música, con folclore, que la gente baile y que por sobre todo compartan entre ellos”.
Asimismo, recordó a su familiar con sentidas palabras: "Es mi papá pero no conocí a otro persona que tenga tanta vocación por algo. Sus botas eran su pico y su pala y con eso nos crió a cuatro hermanos, nos dio de comer y nos dio educación”.
Por su parte Lucas Lazarte Tapia, exalumno de Contreras y uno de los primeros en cantar durante el sepelio, detalló: "Fue muy fuerte y emotivo. Todos los que estaban ahí lloraron durante ese momento”, y concluyó: "En el club había unas 500 personas. Llegamos ahí acompañando a la carroza fúnebre con la música del Pericón, que era como un padre nuestro para el profesor ya que con eso enseñaba el pasó básico. Cuando entramos vimos que el club estaba lleno de alumnos y exalumnos y vecinos de todo el pueblo”.
F.D.S./FeL
