Bajo el signo de una elegancia sencilla y femenina,
Hubert de Givenchy diseñó
vestidos que hicieron historia. Como ejemplo, el "
pequeño vestidito negro" que creó para su musa
Audrey Hepburn en la exitosa película
Desayuno en Tiffany's sigue siendo
una prenda infaltable para toda mujer consciente de la moda.
Con la misma pasión con la que el antaño modisto diseñó en su momento gráciles corseletes de
terciopelo y amplias faldas acampanadas, Givenchy, quien
el próximo martes cumplirá 80 años, ahora
se dedica al arreglo y diseño de sus casas y jardines.
Hace más de una década que Givenchy se retiró del mundo de la moda. Al presentar
cortos vestidos naranja y trajes con faldas a la rodilla mostró una vez más lo que lo hizo famoso
hace más de 50 años:
una hermética elegancia.
"
Sus modelos son de cortes sencillos y están tan bien confeccionados. Cada vestido sigue el
movimiento del cuerpo", dijo la actriz Audrey
Hepburn, a la que en la cinta
Sabrina el diseñador envolvió en un soñado vestido blanco, que lució al bailar con
Humphrey Bogart y
William Holden.
Tras despedirse de la moda en 1996, el "
aristócrata de la moda" se transformó en un apasionado jardinero y diseñador de
interiores.
Los extensos jardines en su castillo renacentista de Jonchet, en el norte de Francia, y en
su villa del sur en Cabo Ferrat son un verdadero paraíso, repleto de rosas, palmeras, cacto s,
pinos y cipreses. Amante del estilo Luis XIV, Givenchy convirtió sus instalaciones en una
obra de arte que refleja un exquisito "savoir-vivre".
El destino de Givenchy nacido en 1927 en Beauvais, unos 80 kilómetros al norte de París, en
principio era dedicarse a las leyes, como hijo de un funcionario de la administración. Pero tras
observar desfiles de los grandes modistos en la capital francesa, en el marco de la
Exposición Mundial de 1937, comenzó a hacer bocetos de prendas en la Academia de
las Bellas Artes e hizo una práctica en el atelier
de Jacques Fath.
Allí
fue descubierto por Christian Dior,
que lo recomendó a Robert Piguet. La última etapa de su proceso de aprendizaje fue
en el estudio de la genial
Elsa Schiaparelli.
A sus 24 años, Givenchy fundó en 1951 su propia casa de modas.
Cuando en febrero de 1952 presentó su primera colección, el mundo de la moda estaba
impresionado: mientras que otros modistos realizaban prenda con abundantes cantidades de géneros
nobles, él presentó vestidos de jersey ceñidos a la silueta y vestidos de noche en lino.
Pero
tras el shock llegó el éxito.
En muy poco tiempo, Givenchy se convirtió en el diseñador favorito, sobre todo de
las mujeres jóvenes. Audrey Hepburn no sólo lució sus diseños en la gran pantalla, sino también en
su vida privada.
Para Givenchy,
Hepburn era la mujer ideal: "
En primer lugar, tenía la figura de una mannequin; además antes había tomado clases de
ballet, por lo que sabía cómo moverse al caminar. Tenía clase. Eso es algo que hoy en día no se
encuentra en nadie. Antes había estrellas como Ava Gardner o Marlene Dietrich. Ésas eran mujeres
con las que se soñaba, que a uno lo inspiraban", dijo el esteta poco antes de despedirse
de las pasarelas.