Como se ve, dentro de la Villa 31 (y 31 bis) también se desatan disputas en la convivencia por el exponencial crecimiento edilicio de la zona. Lo que gana uno lo pierde el otro.
Sobre todo en un predio que está en plena obra: cualquiera que circule con el auto por la Autopista Illia hacia la Av. 9 de Julio puede ver cómo gran parte de las que hace unos años eran casillas de chapa ahora son imponentes edificaciones de hasta cinco pisos. Las más altas ya superan el trazado de la autopista.
Obra perpetua. Los que viven allí aseguran que después de la crisis se disparó un boom de construcción sin precedentes y coinciden en que en los últimos dos años notaron una aceleración “monstruosa” en la cantidad de obras. “Después de 2005 las casas se empezaron a ir para arriba y ahora es común ver que tengan tres o cuatro pisos” refleja Magda, la dueña de una humilde pizzería en plena calle principal, que junto a su marido decoró todo el lugar con tapas de Caras y Gente para deleitar al público masculino.
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